Algo pasadas las ocho y media de la tarde, con el recogimiento habitual, se han abierto las puertas de la antigua iglesia del Santo Cristo para dar salida a una de las procesiones más solemnes de la Semana Santa de Valdepeñas. La Antigua, Humilde, Fervorosa y Piadosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Palma, Reina de los Mártires, ha vuelto a poner en las calles de Valdepeñas “una catequesis viva” en forma de estación de penitencia, en una noche marcada por el respeto, el silencio y un tiempo apacible.
La hermandad, fundada en 1715 y formada por 345 hermanos, ha sacado a la calle un cortejo de 110 nazarenos, 25 acólitos y 56 costaleros, todos ellos hermanos de la cofradía, como exige la tradición. Sus dos pasos, el Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Palma, portados ambos a costal, han avanzado con serenidad y bajo un profundo recogimiento, apenas roto por los compases de la música de capilla y las saetas que, en puntos clave, han elevado aún más el fervor de los que han seguido la evolución del desfile procesional por las calles más céntricas de la ciudad.

Momentos de máxima emoción
Los costaleros han tardado 45 minutos en poner en la calle lo dos pasos que se procesionan en esta estación de penitencia. Ambos pasos salen por el portalón de la antigua Iglesia del Cristo, un edificio del S.XVII de dimensiones reducidas que obliga a los costaleros a hacer todo tipo de maniobras y auténticas filigranas para encajar y poder sacar los pasos.
El primero en salir de la capilla, en este momento especialmente delicado, ha sido, como de costumbre, el Santísimo Cristo de la Misericordia, imagen anónima atribuida a Tomás Parés en 1941 y restaurada en 2007. Tras él, el palio de María Santísima de la Palma, Reina de los Mártires, ha protagonizado uno de los momentos más emotivos de la noche. La talla, de 1725, celebra este año su tercer centenario, y ha sido recientemente distinguida con la Coronación Canónica por parte del obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, convirtiéndose en la primera dolorosa de la provincia en recibir tal honor. Esta talla es la única imagen a la que la hermandad ha venerado y dado culto desde su fundación en el S.XVIII.
Sendas saetas, cantandas por un devoto desde el balcón de la casa ubicada frente a la iglesia del Cristo, han dado la bienvenida a la calle a los dos pasos. Esta salida, como la llegada, prevista para cuatro horas y media más tarde, son los momentos de máxima emoción en el desfile procesional organizado por esta cofradía. Como ya es costumbre, la hermandad ha apagado las luces del barrio para ofrecer un mayor recogimiento al recibimiento de las imágenes. Aunque, en esta ocasión, al ser aún de día en los primeros momentos de la salida el impacto no ha sido el mismo de otros años en los que la Semana Santa cae en fechas más tempranas.

Una vez ya en la calle, los dos pasos que dan título a la cofradía, han comenzado el recorrido por las calles Cristo y Virgen hasta llegar a la Plaza de España, lugar de celebración de la estación de penitencia en la Iglesia de la Asunción, ubicada en el programa del recorrido alrededor de las diez de la noche, para una media hora después continuar el cortejo saliendo del templo parroquial por la Plaza Nueva, para subir por la calle Real y realizar una nueva parada en la Capilla de las Salesianas. Luego, la estación de penitencia recorre las calles Pintor Mendoza, Castellanos, Escuelas, Seis de Junio, Juan Alcaide, Sor Cándida, Balbuena y Manuel León, donde está previsto que se recoja hacia la una de la madrugada.
Nueva calle y petalá, entre las novedades
Entre las novedades que, para la Semana Santa de este año, ha preparado la hermandad que viste túnica roja con botonadura y capa blanca ha destacado la recuperación del recorrido por la calle Escuelas, después de un tiempo que la procesión no discurría por esta vía, especialmente estrecha. Además, en esta calle, ha estrenado la primera “petalá” al paso de la Virgen, un gesto de cariño en el que los vecinos lanzan pétalos de flores a la dolorosa, y que la hermandad espera consolidar en futuras ediciones.
La cofradía ha estrenado, además, un nuevo estandarte corporativo, obrado en el Taller Hermanas Rama, de Brenes, Sevilla, y una bandera penitencial, del Taller de Costura de los Hermanos Fernández de Sevilla.

Esfuerzo en la recogida
Al margen de ello, para esta Semana Santa se ha trabajado también para dar mayor realce a la llegada de los pasos, en su encierro en la iglesia tras el recorrido, un momento que habitualmente es menos seguido por los vecinos y que la hermandad quiere potenciar, en parte, como recompensa a los costaleros que hacen el esfuerzo de portar los pasos durante cuatro horas y media de procesión y al conjunto de los cofrades. Para ello en el descenso de la calle Manuel León se ha permitido abandonar un poco el recogimiento que preside todo el desfile procesional, con la interpretación de marchas algo más ligeras, como ‘Callejuela de la O’, ‘Madre Iniesta’ y ‘La Madrugá’, que se está convirtiendo en una tradición al final del recorrido.
Esta es una excepción, ya que la procesión del Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Palma se caracteriza por el silencio, el recogimiento y la sobriedad. De hecho, durante el desarrollo de toda la estación de penitencia, el cortejo ha mantenido un ritmo firme, sin florituras ni alardes, fiel a ese carácter sobrio que ha marcado a esta cofradía desde que hace dos décadas apostó decididamente por este tipo de estilo serio y austero en sus formas.
Aunque la música sigue siendo un elemento importante de esta procesión que, en esta ocasión, ha contado con el preceptivo acompañamiento musical formado por el Trío de Música de Capilla de la Hermandad para la Cruz de Guía, la Coral Maestro Ibáñez de Valdepeñas para el paso del Santísimo Cristo de la Misericordia y la Banda de Música Maestro Ibáñez de Valdepeñas para el paso de palio de María Santísima de la Palma.


Pionera en el costal
La Antigua, Humilde, Fervorosa y Piadosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Palma, Reina de los Mártires fue la pionera en sacar pasos a costal en Valdepeñas hace 20 años, según recuerda el hermano mayor, Jesús Caminero, a Lanza unas horas antes de volver a poner en la calle su estación de penitencia. Sus dos pasos a costal, cuentan con unos 36 costaleros cada uno, pero son alrededor de 28, a relevos, los que soportan el peso de los tronos, a razón de unos 30 kilos cada uno, según calcula Caminero. Como hermandad más antigua en este estilo procesional, tiene bien pesados sus pasos, que son 900 kilos para el palio y unos 850 para el trono del Cristo.
Los costaleros de esta cofradía, ya expertos en la materia, comienzan el proceso cada año con la “igualá”, que es una especie de medición, explica el hermano mayor, para formar cuadrilla y después con cuatro ensayos “buenos” tienen cogido el paso, ya que se trata, insiste Caminero, de una hermandad “de carácter serio” que “no baila los pasos”. Los que esta noche han asistido a la procesión han podido comprobar que el Cristo de la Misericordia avanza con paso lento, siempre hacia adelante y en silencio, tanto que se pueden oír los pies de los costaleros arrastrando por el asfalto. Con el paso de la Virgen de la Palma sucede algo parecido, se procesiona con paso estable, como hermandad sobria y de música de capilla.
Esta forma de portar los pasos que se introdujo en la hermandad hace dos décadas les hizo acreedores, en aquel momento, del apodo de “los tristes”, recuerda Caminero. Ahora no sólo se ha superado aquello, sino que otras muchas hermandades se han sumado a procesionar sus pasos a costal.


Catequesis procesional
Jesús Caminero, como hermano mayor, se expresa tan sobrio como la cofradía a la que representa cuando habla del papel que desempeñan: “Nosotros salimos a la calle con una estación de penitencia, pero no sólo para sacar imágenes a la calle, sino para hacer catequesis en la calle. Nos gusta que nos vea la gente, pero por el hecho de hacer catequesis. Somos cristianos y que nos vea cuanta más gente mejor, que lo disfruten, que vean que es una cosa interesante, pero con el objetivo de atraer almas a dios”.

Celebraciones del 300 aniversario
En este cometido, este año se presenta especialmente intenso para la hermandad con las celebraciones del 300 aniversario de la Virgen de la Palma, cuya imagen tiene toda una historia detrás. Salvada por la hermana Querubina, de la orden de las Franciscanas de la Purísima, de su desaparición durante la Guerra Civil, aún muestra dos culatazos en el rostro, que recibió antes de ser indultada por el alcalde de la época, Félix Torres.
Para conmemorar todo esto, a lo largo de este año 2025, la hermandas está celebrando distintas actividades, y para el mes de mayo está previsto el desplazamiento de la Virgen al cementerio para honrar a los que allí se encuentran. Las acciones de la cofradía no se han quedado sólo en el plano religioso y, fiel a su compromiso social, también está colaborando este año con el Proyecto Siloé de Cáritas Diocesana de Ciudad Real, que trabaja con personas drogodependientes y sus familias.
