Lo merecía la entrega, delicadeza y ternura con las que interpretó este viernes en la iglesia de San Ignacio de los Salesianos el concierto sacro ‘Música y Pasión’, un recorrido por el Triduo Pascual, centrado fundamentalmente en el Jueves y Viernes Santo, que abrieron en ruso desde la zona de entrada del templo los quince componentes del coro con las alabanzas, glorias y gracias de ‘Tebe Poyem’, de Chesnokov.
Situándose posteriormente en los laterales de la iglesia, con los bajos, tenores, sopranos y contraltos intercalados, ensalzaron que ‘donde hay caridad y amor ahí esta Dios’ del ‘Ubi Caritas’ de Ola Gjeilo, para llegar al altar y, con la simbología del pan y el vino dispuestos en una mesa, aludir a la Santa Cena con temas como ‘O Sacrum Convivium’ de Luigi Molfino y ‘Pange Lingua More Hispano’ de Tomás Luis de Victoria.

‘Sicut Cervus’ de Palestrina tendió puentes con la última oración en el huerto de los olivos y, con una iluminación que incidió en la solemnidad, sobrecogimiento e intimismo, se fueron sucediendo temas enfocados en la Pasión como ‘Ave Verum Corpus’ de Byrd y ‘O Jesu Christie’ de Berchem, así como ‘Taedet Anima Mea’, ‘Kyrie’ del oficio de difuntos, ‘Caligaverunt Oculi Mei’ y ‘Vere Languores Nosotros’ de Tomás Luis de Victoria.
El programa culminó con ‘In Pace’ de Sheppard, con un descanso reposado y esperanzado en la Resurreción, al que Vox Regis añadió como bis el ‘Ave María’.
La “maravillosa” acústica de la iglesia de San Ignacio, donde Vox Regis debutó hace diecisiete años y que considera su “segunda casa”, también jugó a favor de un recital tan celestial como conmovedor por parte de un coro de cámara muy compenetrado, empastado y con especial preferencia por la música sacra.