Eran las 16.50 (16.30 en un comunicado posterior de Renfe) del viernes 15 de diciembre de 1978 cuando la tragedia sacudía a la localidad de Manzanares a escasos 300 metros de su estación de tren. Un Talgo, de esos rojos y plateados que forman parte del imaginario común, que cubría el recorrido Madrid-Cádiz, descarrilaba provocando 13 muertos y 14 heridos graves. Un suceso del que se cumplen 46 años y que aún está en la memoria de los españoles en general y de los manzanareños en particular.
Seguro que tampoco lo pudo olvidar el corresponsal de Lanza en Manzanares, José López Cava, Jolopca, que contó el trágico suceso en “una noche de perros, lloviendo, tomando notas en la estación”, y después en el cementerio, con el «depósito de cadáveres lleno», según comentaba su hijo a Lanza en un reportaje de 2018.
Esas notas luchando contra la lluvia y el seguro horror de lo vivido dio como resultado una primera crónica que ocupaba la parte inferior derecha de la portada de Lanza del sábado 16 de diciembre de 1978, por 15 pesetas los lectores pudieron leer en grandes letras el titular ‘Trágico Accidente Ferroviario en Manzanares’ seguido de los sumarios: ’13 muertos y 14 heridos, alguno de ellos muy graves” y ‘Descarrilamiento de 3 vagones del Talgo’. Para, a continuación, pasar a una crónica que continuaba en las páginas interiores. Todo ello acompañado de dos fotos firmadas por Torres Lafont (uno de los fotógrafos clásicos de Manzanares) en las que se podía ver el convoy accidentado y el rescate de las víctimas.

Trece muertos y catorce heridos
En ella Jolopca explicaba cómo el tren Talgo Madrid-Cádiz descarrilaba el día anterior y como hasta el momento de redactar la citada información el balance del accidente arrojaba un saldo de trece personas muertas y catorce heridas, algunas de estas «de extrema gravedad».
En esos primero momentos se barajaba, según la crónica, que el accidente ocurrió al parecer al haberse desunido algunas de las unidades (vagón en terminología ferroviaria) del tren Talgo al pasar por un cambio de agujas produciéndose el descarrilamiento. Del mismo modo señalaba que informaciones posteriores apuntaban que se soltaron los tres últimos vagones del convoy, mientras que los dieciocho de cabeza continuaron su marcha, durante unos minutos, hasta que los conductores se apercibieron de lo que ocurría. Afirmaba que todas las víctimas viajaban en los tres últimos vagones.
Continuaba informando que las fuerzas de la Guardia Civil y personal de Renfe, además de las primeras autoridades, colaboraron desde que se tuvo noticia del accidente en el recate de las víctimas, algunas de las cuales fueron llevadas a Manzanares. Otras ingresadas en “clínicas de la Seguridad Social en Madrid”.
En esta primera crónica ya se conocían los nombres de algunas de las víctimas mortales como la del diputado socialista por Jaén, Alfonso Fernández Torres, muerte de la que fue informado, según la crónica, el entonces secretario general del PSOE, Felipe González que junto a la ejecutiva expresaban su pesar por lo ocurrido, a la que se añadieron varias muestras de condolencias. Además de algunos heridos como el también senador por Jaén, Juan José Contreras, que tenía una herida leve. De hecho se publicaba un listado con los nombres de fallecidos y heridos.

Jolopca contaba que el doctor García Roldán, que era el director de la entonces Residencia de la Seguridad Social de Manzanares, hoy Hospital ‘Virgen de Altagracia’, facilitaba un listado con los heridos ingresados en aquel centro, que asumió a la mayoría de los heridos (que a las 10,30 de esa noche algunos evolucionaban «favorablemente dentro de su estado de gravedad»), menos dos con pronostico muy grave que fueron trasladados a Madrid, concretamente en la Residencia Sanitaria Primero de Octubre, según recoge Lanza de un teletipo de EFE que da nombres y edades de dos hombres, que «sufren un traumatismo craneoencefálico muy grave» .
Desde otros centros sanitarios de la provincia se prestó apoyo como el de Alarcos de la capital que enviaron tres ambulancias, plasma sanguíneo y un equipo de facultativos estaba preparado por si «hubiera que intervenir», al que se unía otro equipo preparado en la entonces denominada Residencia Gutiérrez Ortega de Valdepeñas.
Nueve fallecidos depositados en el cementerio municipal
Respecto a los fallecidos, Jolopca informaba que nueve de los cadáveres quedaron depositados en el cementerio municipal en espera de la llegada de sus familiares y apuntaba que al gran número de periodistas que se desplazaron hasta allí no se les permitió “el acceso al cementerio y tomar fotografías de los muertos”.
Elogia la actuación de la Policía Local, del personal de RENFE de Manzanares (en servicio y el que ofreció voluntario), la “abnegada intervención del personal» del hospital cuya centralita estuvo bloqueada varias horas, además destaca la intervención de Guardia Civil, Policía y Cruz Roja
Varias autoridades de la época acudieron a Manzanares
Varias autoridades acudieron en cuanto se conocieron los trágicos sucesos, este es el caso del gobernador civil de la época, Ramón Bello Bañón, el delegado territorial de Sanidad y Seguridad Social y del jefe provincial de Salud, ambos citados por sus apellidos (señor García Jiménez y doctor Pinedo respectivamente).

Las explicaciones de Renfe
En las informaciones publicadas por Lanza sobre este suceso hay recogidos un par de comunicados en los que Renfe informaba sobre el accidente. En el primero de ellos, explicaba que por «causas hasta ahora desconocidas» se produjo el descarrilamiento de los dos últimos coches y el furgón de cola del tren Talgo número 452, que realizaba el servicio Madrid-Sevilla-Cádiz, a la altura de las agujas de entrada de la estación.
Además de exponer la tecnología con la que contaba la estación de Manzanares, un enclavamiento eléctrico cuya seguridad impide «la manipulación de las agujas cuando está ocupado el circuito de vía que corresponda». Unos hecho que provocaron que la circulación estuviera interrumpida en ambos sentidos hasta las nueve de la noche que se abrió una de las vías.
El domingo día 17 de diciembre, Lanza recogía un nuevo comunicado en el que la empresa ferroviaria afirmaba que el tren «cumple todas las condiciones exigidas internacionalmente y está sometido a conservación y mantenimiento», se explicaban las circunstacias del accidente y se informaba sobre la investigación en curso que se daría a conocer a la opinión pública.
La información sobre el accidente finalizaba con una crónica del enviado especial Alfonso Arcos acompañada de numerosas fotos en las que se mostraba el accidente, así como alguno de los heridos y de un grupo de viajeros que iban en el coche inmediato a los afectados y que «se salvaron milagrosamente».

Felipe González en Manzanares y el cadáver de una joven sin identificar
Una crónica en que se informaba que el entonces secretario general de PSOE, Felipe González se trasladó hasta el hospital de Manzanares para interesarse por la salud del senador herido, que también recibió la visita de su compañero por Ciudad Real, Rogelio Borrás.
Recogía que los heridos habían pasado «la noche tranquila», que aún estaba sin identificar el cadáver de una joven y el doctor García Roldán desmentía que se hubieran hecho autopsias a los fallecidos.
Entre los heridos leves que se les había dado el alta estaba el sargento de la Armada, Pedro Fernández Jiménez, el cual ayudó en los trabajos de salvamento sacando del tren «a ocho personas, algunos ya cadáveres». Y entre las víctimas había un militar muy conocido en Ciudad Real junto con su esposa que dejaban ocho hijos.
Y en medio de todo esto, las brigadas de trabajo de Renfe reparaban la mañana siguiente al accidente los desperfectos causados en las vías y la circulación en las vías «era totalmente normal».
La información sobre sendos telegramas de condolencias del Rey y del entonces presidente del Gobierno Adolfo Suarez al director general de Renfe ponía fin al relato de un suceso que conmocionó a un pueblo de La Mancha.