Desde que en septiembre de 2014, en su Alcázar de San Juan natal, Aníbal Ruiz colgara el traje de luces, el torero manchego no ha dejado de estar intensamente cerca del toro de lidia, viendo y embarcando corridas para distintos toreros, entre los que destaca el nombre de Iván Fandiño, con quien mantuvo una estrecha relación profesional y de amistad.
Ya desde finales del año pasado, Aníbal empezó a masticar la idea de conmemorar en 2018 el veinte aniversario de su alternativa en el mismo ruedo que le vio tomarla, el de Ciudad Real, y empezó a entrenar con el fin de afinar cuerpo y mente para este fin.
Cuando Aníbal le puso la idea sobre la mesa a Ángel Lillo, el empresario ciudarrealeño aceptó la propuesta de buen grado, barajándose primero la idea de que el cartel fuera un mano a mano con Víctor Puerto, y finalmente entrando en el cartel estrella del abono manchego.
Muchos nos preguntábamos si era necesario volver , y para responder esas dudas, ya cercano el día del compromiso, fijado para el domingo 19 de agosto, acudimos al campo para ver a Aníbal enfrentarse a vacas y algún toro en distintas ganaderías. Concretamente han sido las de Víctor y Marín, donde nos pusimos en modo alerta (alerta positiva), y más recientemente, en la vacada de Daniel Ruiz, que será el hierro que finalmente saltará al ruedo de Ciudad Real el citado día.
Aquí, en la placita de tientas del Cortijo del Campo, Aníbal confirmó lo que observamos en Pinos Bajos: que vuelve para dar una dimensión distinta de torero , para sorprender, y -esto es una opinión muy personal- para darse el gustazo de torear como él siente; porque el Aníbal Ruiz que hemos visto en el campo poco tiene que ver con el Aníbal aguerrido de sus años en activo. En los tentaderos la manera de embarcar y conducir las embestidas ha sido totalmente distinta, menos defensiva, con mucho más gusto, ajustándose en los embroques y vaciando las embestidas detrás de la cadera. Un gustazo.
En verdad que si el alcazareño es capaz de hacer a los dos toros de Daniel Ruiz que le correspondan -y éstos “se dejen”, claro está- Aníbal Ruiz se va a dar un gustazo. Y también la afición de Ciudad Real; ésa que tanto le quiso -y le quiere- y le apoyó, va a comprender la razón por la que qué ha vuelto. Aunque solo sea para vestir el terno de luces por un día. Él se lo merece, y la afición también. Suerte a todos.
La cita, el domingo 19 de agosto, junto a Morante de la Puebla y José María Manzanares, que tampoco lo saben hacer mal.