Plaza de toros de Ciudad Real. Festival con picadores. Algo más de media entrada. Festejo conmemorativo del Día de la Provincia.
Se lidiaron cuatro novillos de Toros de Mollalta (primero, segundo, quinto y sexto bis) y dos toros de José Manuel Patón (tercero y cuarto), reglamentariamente despuntados. Primero sin clase. Segundo noble y blando. Tercero rebrincado y sin humillar. Cuarto noble, con clase y fuerza justa. Quinto manejable. Sexto bis deslucido.
Víctor Puerto: estocada entera algo contraria y dos descabellos (oreja).
Aníbal Ruiz: estocada entera caída (dos orejas).
Fernando Tendero: estocada entera arriba (oreja).
Carlos Aranda: estocada entera arriba y un descabello (dos orejas).
Aarón Infantes: estocada entera atravesada (oreja con petición).
Adrián Reinosa: estocada casi entera tendida (oreja).
Se guardó un minuto de silencio en memoria de Rafael Ruiz, Juan Pérez Serrano, Gregorio Herrero, Ángel Rodilla y Andrés Prado. Marisol Domínguez, viuda de Andrés Prado, recibió una placa en reconocimiento a la labor profesional taurina de su marido.
Roque de Vega y Miguel Ángel Ramírez saludaron tras banderillear al segundo.
Aníbal Ruiz y Carlos Aranda salieron a hombros.
El escaso juego de los novillos condicionó el resultado artístico de un accidentado festival auspiciado por la Diputación Provincial de Ciudad Real y que se saldó con ocho orejas y varias volteretas. Por tanto, podríamos decir que no hubo buena suerte con el juego de las reses lidiadas, si bien segundo y cuarto se dejaron más. Sin embargo, el hecho de que todos los toreros actuantes ayer en la capital manchega pudieran salir por su propio pie o, como en el caso de Aníbal Ruiz -sobre todo en el suyo- y Carlos Aranda a hombros, después de las escalofriantes volteretas contempladas, nos hace, también, asegurar que abundó la buena suerte.
Pueden contemplar algunos de esos momentos de compromiso físico en la extensa (112 instantáneas) y magnífica galería fotográfica de Elena Rosa.
El primero, de Mollalta, tuvo una embestida poco lucida. Se vencía por el pitón derecho y protestaba cabeceando por el izquierdo. Víctor Puerto sorteó las tarascadas, a veces, pero lo que más llegó a los tendidos fueron los remates de serie. Hubo algún natural compuesto pero sin posible brillo. El puntillero levantó al toro aunque ello no impidió la concesión de una oreja.
El segundo volteó aparatosamente a Aníbal Ruiz con el capote, afortunadamente sin consecuencias. El de Mollalta hizo una buena pelea en el caballo. Sin embargo dos volteretas, una durante la lidia de capote y otra más en el inicio de faena de muleta, menguaron sus acometidas. Lo más destacado llegó en contados naturales muy templados. La fulminante muerte del de Mollalta, aunque fuera por estocada caída, ayudó a que las dos orejas fueran a las manos del torero de Alcázar de San Juan.
Fernando Tendero anduvo firme frente a un toro de Patón que se movió sin entrega, rebrincado y sin humillar. El de Villarta de San Juan se justificó sobradamente, llegando a sufrir una voltereta y paseando una oreja después de dejar una buena estocada al primer intento.
El cuarto fue el que mejor condición demostró de salida, metiendo la cara abajo y dejando que Carlos Aranda hilvanara varias verónicas compuestas aunque despegadas. No obstante, el toro de Patón se vino algo abajo tras pasar por el peto del picador. En el último tercio el torero de Daimiel lo pasó periférico aunque muy templado, llevando la embestida hasta donde duró, que no fue demasiado, y a media altura para no terminar con el menguado pero enclasado empuje de su antagonista. Un efectivo uso de los aceros favoreció el corte de dos orejas.
En el turno de los novilleros con picadores, Aarón Infantes recibió al quinto a porta gayola, saliendo tropezado el torero. Pero no fue el único, ya que el novillo, en su huida, arrolló a Aníbal Ruiz aparatosamente, que había acudido a hacer el quite, quedando conmocionado en la arena y pasando a la enfermería, por su propio pie, después de la alarma inicial. El de Mollalta se dejó, más por el pitón derecho, lado por el sobresalió una serie de mano baja que no tuvo continuidad, quedándonos con ganas de ver más.
El sexto titular fue devuelto por renquear de los cuartos traseros, y en su lugar salió un colorado con querencia a tablas y que reponía, sobre todo por el pitón izquierdo. Adrián Reinosa pajareó alrededor del novillo, reclamando la atención de los tendidos, sin alcanzar cotas reseñables.
Después de tres horas de festejo, un dolorido Aníbal Ruiz y un exultante Carlos Aranda salían a hombros de la flamante plaza de toros de Ciudad Real.