David Galván puso broche ayer a la trigésimo sexta edición del ciclo «Los toros en la cultura», el cual, un año más, ha vuelto a reunir a un gran número de aficionados, los cuales han llenado tres de las cuatro jornadas.
El torero gaditano compartió con los asistentes intensas sensaciones vividas a lo largo de su carrera, como fue la confesión realizada referida a su intención de dejar los toros si no hubiera triunfado en su comparecencia de San Isidro 2024, la cual, afortunadamente, se saldó con el corte de una oreja que le sirvió para torear en las ferias más importantes del calendario español y francés, y más recientemente, americano.
Otra reflexión formulada varias veces fue su obsesión por trascender más que por triunfar, dejar huella en el sentimiento de quien acuda a verlo en una plaza de toros, algo que este año ha conseguido en varios cosos como han sido los de Madrid, San Sebastián, Dax, Zaragoza o Lima.

Galván dio gracias por todos los obstáculos que se ha encontrado hasta el momento en su trayectoria, ya que gracias a ellos en la actualidad es un torero más completo, con mayor calado y de mayor profundidad en su manera de torear, poniendo especial énfasis en la importancia de entregarse con cada toro, porque cada toro entregará su vida.
Todas esas vivencias, incluidas las catorce cornadas sufridas en sus primeros años, desembocaron en su actuación en la Copa Chenel en 2022, cortando dos orejas a un toro de Escolar, y su importante temporada de 2023, las cuales tuvieron el colofón antes referido de 2024.
No faltaron palabras de reconocimiento y agradecimiento a Miguel Ortega, mentor y amigo desde sus comienzos, y la persona gracias a la cual Galván no tiró la toalla en los distintos momentos complicados a los que se ha enfrentado.
Un día más, el salón del Museo López Villaseñor registró un lleno, en un acto magistralmente conducido por el crítico taurino Íñigo Crespo, y que clausuró Antonio Espadas como presidente del Ateneo Taurino Manchego.