Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Feria de Otoño. Lleno de “No hay billetes” sobre el aforo permitido del 50%.
Se lidiaron seis toros de Alcurrucén, muy bien presentados, de juego dispar. El sexto, de nombre Secretario, fue un gran toro.
Morante de la Puebla: oreja y silencio.
López Simón: ovación con saludos y silencio.
Ginés Marín: ovación con saludos y dos orejas.
Ginés Marín salió a hombros.
El público que llenó los tendidos de Las Ventas (sobre el aforo máximo del 50%) para ver a Morante vio al sevillano y, por e mismo precio, a Ginés Marín, quien sublimó el toreo al natural a un gran toro de Alcurrucén. Hubo fases de toreo lento, deletreado y de trazo casi circular, en un ejercicio de temple al alcance de los elegidos. Antes el extremeño ya había saludado desde el tercio tras lidiar al primero de su lote.
Antes, Morante de la Puebla había cortado una oreja del primero de la tarde. El de La Puebla del Río levantó los tendidos a la verónica y ofreció una faena cargada de torería a un toro de embestidas ásperas pero emocionantes, ante las que no se arrugó el cigarrero. Su segundo no sirvió.
López Simón saludó desde el tercio una ovación tras lidiar al primero de su lote, con el que sufrió una fea voltereta en el inicio de faena. El torero de Barajas ejecutó un toreo tosco y poco lucido.
Cabe señalar la impecable presentación de la corrida de Alcurrucén, con seriedad por delante pero bajos de cruz y de magníficas hechuras en su mayoría.