El Aula de Tauromaquia de la Universidad Popular de Almagro sigue acumulando jornadas de gran interés, como lo fue la de ayer lunes, en la que Jesús Soto de Paula, hijo de Rafael de Paula, ocupó la mesa de invitados junto al matador de toros Juan Ortega y el responsable de esta exitosa iniciativa como es Álvaro Ramos.
Soto de Paula disertó, con unas formas inusualmente sentidas, muy en la cuerda de su señor padre, uno de los intérpretes más excelsos del toreo de arte, sobre el duende, ese halo que envuelve a ciertos artistas o determinadas obras, que no se ve, pero se siente. También reivindicó las broncas, mucho más usuales en el pasado que en el presente, como cauce natural del toreo, en el que hay cielo e infierno, goce y sufrimiento, blanco y negro.
El escritor jerezano, autor de varios libros de temática taurina como Torerías y diabluras, Entre clamores y espantás, De negro y azabache o Donde rezan los mitos, citó como fuentes de agua cristalina las Tauromaquias de toreros antiguos como Chicuelo, Curro Puya, Joselito o Belmonte, toreros tan grandes que se pueden edificar -de hecho se han edificado- Tauromaquias completas a partir de una simple imagen.
También ocupó la mesa de invitados el matador Juan Ortega, por quien Soto de Paula expresó predilección, por ser de esos toreros que tienen duende, que son especiales, y que están llamados a reivindicar el toreo clásico que periódicamente retorna para revivir épocas pretéritas, sobre las que se echan de menos esas formas que nunca pasan de moda. De los toreros actuales se citó a Pablo Aguado y Juan Ortega como principales valedores de esas formas atemporales.
El acto tuvo un marcado aire emotivo, con palabras inusuales, sentidas, de las que dejan huella, y mensajes de gran fondo que, según los comentarios vertidos al término del acto, calaron en los asistentes, que llenaron el centro de visitantes de Almagro donde tuvo lugar este recital de toreo de la palabra.