Este domingo, 28 de abril, venturosamente, se pondrá fin a un periodo de inactividad taurina de casi cinco años en la plaza de toros de Ciudad Real.
La terna formada por Morante de la Puebla, Emilio de Justo y Roca Rey, se enfrentará a una corrida de Luis Algarra, en un festejo organizado por la empresa Tauroemoción.
Se prevé un lleno en los tendidos de la flamante plaza ciudarrealeña, cuya capacidad se ha visto reducida a 6.300 asientos, perdiendo 2.500 escaños con respecto al aforo con el que contó hasta el año 2019. Tal reducción viene justificada, en parte, por la eliminación de varias filas de grada, las cuales no cumplían con la normativa de seguridad vigente, quedando únicamente delantera y primera fila de este tipo de entradas.
Más tiempo del previsto
Durante estos casi cinco años se han sucedido las vicisitudes de todo tipo, incluida una pandemia, solventadas, fundamentalmente, por el empeño de la anterior alcaldesa de Ciudad Real, Eva María Masías, y rematadas por el actual equipo de gobierno de Francisco Cañizares.
Cuando la empresa encargada de la remodelación, Proimancha, “metió la piqueta”, según nos confesó en su día el Jefe de Obra, Félix Casanova en uno de los reportajes sobre la evolución de las obras en la plaza anteriormente publicados en lanzadigital.com/toros, encontraron un mayor deterioro del esperado, lo cual retrasó notablemente la entrega de la obra finalizada, producida en noviembre del año pasado, impidiendo que la reapertura tuviera lugar en la feria de la Virgen del Prado 2023, como era la intención inicial. “Cuando acometes una obra de esta envergadura -aseguraba Casanova-, y más si se trata de edificios antiguos como es el caso, sabes que siempre van a surgir imprevistos. Y así ha sido.”
De la rehabilitación llevada a cabo cabe destacar el trabajo realizado para reponer la cubierta, que se encontraba mucho más deteriorada de lo que se presumía, y el trabajo de accesibilidad, con la instalación, por ejemplo, de un ascensor y la habilitación de espacio para personas de movilidad reducida, entre otros muchos detalles técnicos, entre los que podemos citar el caso del tendido 4, cuyos cimientos fueron sido retirados para permitir la construcción de habitaciones bajo el tendido, bien sea para aseos o para otro uso, o la ampliación de las dimensiones de los vomitorios que daban acceso a los tendidos, cuya anchura anterior era de un metro, y tras la reforma han pasado a tener el doble.
Atrás queda ya aquella nada taurina estampa del ruedo ciudarrealeño lleno de cachivaches, grúas y demás materiales de construcción. Sin embargo, tal situación se hacía absolutamente necesaria para poder seguir albergando festejos taurinos con la seguridad debida. Estos cinco años se han hecho largos, pero han llegado a su fin.

Varias reformas
La preciosa plaza de toros de Ciudad Real, como magníficamente bien refleja el añorado Manuel Hervás en su “Ciudad Real, historial taurino” (Biblioteca de Autores Manchegos, 2013), entre las páginas 49 y 93, tiene larga y prolija historia, comenzando el 17 de agosto de 1843, fecha de su inauguración, después de ser construida a base de piedra, tapial y madera, en unos terrenos de huertas, improductivos en aquellas calendas, situados dentro del perímetro de la muralla entre las puertas del Carmen y de Toledo.
Como curiosidad, y siguiendo lo narrado por Hervás, apuntaremos que este inmueble sufrió varias reformas de distinto calado. Fueron, concretamente, en los años 1873, 1907, 1913, una gran remodelación en 1930, 1949, 1957, 1984, 1996, 1998, o la más reciente de adecentamiento del perímetro exterior del año 2018.
Con la actual remodelación, que ha supuesto un desembolso de 2,2 millones de euros, se pretende asegurar el bienestar y la seguridad de los miles de asistentes que cada año acuden a los festejos taurinos celebrados en la plaza de toros de Ciudad Real, si bien es intención del consistorio capitalino dotar a este recinto de una mayor actividad, convirtiéndolo, de hecho, en un recinto multiusos capaz de albergar eventos de toda ralea.
De momento, el día antes de la corrida, sábado 27 de abril, a las doce del mediodía, tendrá lugar la presentación del libro “Las fatigas de un maletilla”, obra de José María Medina “El Niño del Tentadero” y del arriba firmante, al igual que se llevará a cabo una exposición de veinte fotografías taurinas del histórico fotógrafo ciudarrealeño Herrera Piña.
Y en agosto llegará la Feria de la Virgen del Prado.
Ciudad Real está de enhorabuena. Uno de sus inmuebles históricos se ha recuperado.