- Monumental de las Ventas. Miércoles, 5 de junio de 2024. Vigésima tercera de feria. Corrida de la Prensa. ‘No hay billetes’. Toros de Victorino Martín, serios y muy bien presentados, exigentes y descastados, salvo el muy encastado 2º.
- Paco Ureña, de rosa y oro: dos pinchazos, estocada desprendida atravesada y nueve descabellos (silencio tras dos avisos); estocada corta (petición y vuelta al ruedo tras aviso); pinchazo, media atravesadísima, estocada corta baja muy atravesada (silencio tras aviso).
- Borja Jiménez, de verde hoja y oro: pinchazo, media tendida y ocho descabellos (silencio tras aviso); estocada desprendida y descabello (silencio); pinchazo y estocada defectuosa (silencio).
Tarde de expectación, corrida de decepción. Vaya que sí lo fue la tradicional Corrida de la Prensa. La victorinada se impuso por goleada a Paco Ureña y Borja Jiménez, que no supieron tocarle las teclas al ganado y en algunos momentos se vieron superados por la situación. Todo en presencia de Felipe VI, que acudió a presidir al Palco Real y se llevó los brindis de ambos espadas: «Por el Rey y por España».
Ureña se enfrentó a Matacanes, abreplaza áspero y peligroso. Desde el primer tercio, la lidia fue complicada. El primer puyazo resultó mal colocado y el tercio de varas se alargó innecesariamente. La faena comenzó con un brindis al Rey, pero pronto quedó claro que el toro, una auténtica alimaña, iba a dar problemas. Ureña se colocó con impecable técnica y con mucha disposición, pero la peligrosidad del toro, que embestía con la cara por arriba y se mostraba orientado y tobillero, puso en aprietos al torero. Los varios sustos y el sainete con el descabello, que culminó en nueve intentos fallidos, terminaron con pitos desde los tendidos y silencio tras dos avisos.
Y llegó Garañuelo, el toro más encastado de la tarde. Lo recibió Borja Jiménez, de momento el torero más esperado en este San Isidro, con unas verónicas despaciosas que remató con una media abrochada de cartel que se ganó la ovación de los tendidos. Sin embargo, los dos puyazos al relance levantaron protestas, ya que no permitieron ver al toro en su plenitud. Un toro que se arrancaba de lejos y que pedía otro tipo de tratamiento en las varas y más estando a la pica Alberto Sandoval. Todavía se notaba el regusto del puyazo que le dio la tarde anterior a Cortinero, de Escolar.
El tercio de banderillas fue peligrosísimo y la faena comenzó con unos doblones llenos de sabor. A pesar de las buenas intenciones, el toro protestó y empezó a derrochar casta con algunas protestas en la embestida, dejando la cara a media altura. Se fue haciendo fuerte Garañuelo. Hubo alguna tanda emocionante, porque el toro barría el albero con el morro, aunque sin la continuidad deseada, y una embestida de menos a más que fue haciendo que el animal ganara poderío y que dejó sensación de que el toro había podido con el torero. Otro sainete con el descabello y las palmas al toro finalizaron con el silencio para Borja Jiménez.
El tercero de la tarde, Japonés, era una pintura. Probablemente el toro mejor presentado de la feria. Toro íntegro, poderoso y gallardo, pero fue un animal que empezó mal, con la cara por arriba, pero que mejoró con el paso de la lidia. Era más bonito el embroque que el remate. La faena de Ureña fue de menos a más, aunque careció de estructura. Se pasó de faena y, tras una estocada casi en los medios que acabó con el toro con la boca cerrada, teniendo la muerte los bravos, hubo petición del público. El toro recibió palmas y Ureña dio la vuelta al ruedo tras la petición.
Con Corretón se empezó a atisbar que Borja Jiménez tenía una tarde complicada. Corretón fue llevado a los medios en la brega, pero masacrado en el caballo. La lidia fue desastrosa, como todas las de la tarde, y el toro, falto de fuerza y perdiendo las manos, no transmitió emoción alguna. Borja se pasó de faena, y se llevo una bronca por no abreviar. Una estocada defectuosa puso fin a una lidia sosa y sin trascendencia, lo que resultó en silencio para el torero.
Ureña recibió a Matacanas con verónicas y una media que no pasarán a la historia, pero la bronca en el caballo, porque de nuevo fue al relance, ya predecía lo que vendría. Dos doblones hondos arrancaron un olé ronco del público, pero el toro salió con la cara alta y Ureña lo llevó a los medios, donde la mayoría de las tandas no pasaron de aseadas. Quedó una al natural en la que algo dejó. Sin embargo, el desacople fue evidente: por el derecho se abrió mucho, mientras que por el izquierdo no logró meterse en la faena. Resultó Matacanas un antivictorino en su comportamiento. Un bajonazo acabó con lo que se daba y el silencio fue la respuesta de los tendidos.
El sexto, de nombre Misterioso, fue el único toro que dejaron en suerte en el caballo en toda la tarde, aunque lo masacraron con unos puyazos infames. La bronca al picador Espartaco fue de las que hacen época. Toda la lidia fue un desastre, pareciendo más una capea que una corrida de prestigio. Borja Jiménez no pudo remontar y su faena intrascendente se saldó con silencio.
Al sevillano le queda una tarde más para intentar darle la vuelta a la moneda en un San Isidro en el que, de momento, le ha salido cruz, aun llevándose dos de los toros de la feria. Y cruz le salió a todos los que llenaron Las Ventas para la victorinada, porque verse no se vio casi nada. Otra tarde sin más de esta feria.