Plaza de toros de Ciudad Real. Tercer festejo de feria. Tres cuartos de entrada.
Se lidiaron seis toros de Daniel Ruiz, de presencia correcta. Manejables en general, a excepción del flojo tercero y el mansurrón sexto. Magnífico el cuarto, de nombre Juguetón, número 15, que resultó indultado. Pesos: 491, 440, 442, 449, 453, 459.
Enrique Ponce (de gris plomo y oro): Estocada casi entera caída (oreja). Dos orejas y rabo simbólicos.
Daniel Luque, que sustituía a Manzanares (de blanco y oro): Estocada entera arriba (dos orejas). Entera desprendida (dos orejas).
Roca Rey (de malva y oro): Pinchazo y estocada entera desprendida (ovación con saludos). Tres pinchazos y entera caída (ovación tras aviso).
Saludó tras banderillear al segundo Juan Contreras, de la cuadrilla de Luque. Ponce y Luque salieron a hombros.
La Fiesta es un acto de contrastes. Por suerte. Si todo fuera lineal, en éxito o en fracaso, menudo hastío. Fue así como un público realmente molesto por la debilidad mostrada por el tercero de la tarde fue capaz, en veinte minutos, de pedir el indulto para otro ejemplar de la misma ganadería. El de Daniel Ruiz, cuarto en orden de lidia, cayó en manos de Enrique Ponce, quien lo disfrutó con su personal estética de compás y plasticidad por el pitón derecho en la primera fase del trasteo. Pero es que el izquierdo era igual o mejor, si bien por el lado zurdo tan solo hubo dos series, resultando mejor la primera. El público conectó inmediatamente con la aparentemente fácil labor del valenciano, que se calentó -en realidad se calentaron tanto torero como público- progresivamente cerrando con poncinas hasta conseguir el indulto de Juguetón, que así se llama el magnífico toro de Daniel Ruiz, que ya en los dos primeros tercios apuntó que era de traca.
En cuanto a la concesión del indulto, no seré yo quien se posicione en contra siempre y cuando el toro ofrezca bravura y clase en sus acometidas. Y el de Daniel Ruiz tuvo ambas. El indulto, además, supone uno de los argumentos de mayor peso a la hora de “defender” la Tauromaquia. Dentro de un orden, por supuesto, pero eso es algo tan opinable…
Antes, en el que abrió plaza, Ponce cortó una oreja por una faena a un toro áspero que no pudo ofrecer momentos de excesivo brillo.
Daniel Luque cortó la friolera de cuatro -generosas- orejas merced a su disposición toda la tarde. Lo más sobresaliente llegó en una tanda de mano baja y mando por el buen pitón derecho del segundo. La efectiva estocada también tuvo peso para la concesión del doble trofeo. Su segundo no ofreció el celo y entrega necesarios para hilvanar faena lucida, por lo que optó por el arrimón en terrenos de sol, aunque sol ya había poco. Ninguno en realidad.
Roca Rey se presentó en Ciudad Real, pero sin lote propicio. Lo intentó en su primero, el ejemplar más flojo de la corrida, pero abrevió ante las protestas de los tendidos, enfadados por la no devolución del toro albaceteño. El sexto, el único no negro del festejo -era colorado-, el más serio de la corrida, buscó tablas con insistencia en los tres tercios, mansurroneando, y convirtiendo la faena de muleta en una persecución del torero al toro. El mundo al revés. El peruano se puso, pero optó por tomar la espada de matar al termino de la segunda vuelta tras el toro, siendo capaz de hilvanar únicamente alguna tanda aislada.
Cierre triunfal en Ciudad Real, que ha vivido una de las mejores ferias de los últimos años.