Plaza de toros del Santuario de Las Virtudes, Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real). Novillada con picadores. Un cuarto de entrada. Tarde lluviosa y fría.
Se lidiaron seis novillos de “El Madroñal”, de correcta presentación y juego desigual. Destacaron 3º y 4º.
Fueron devueltos por 3 avisos 4º y 6º de la tarde.
Curro Márquez: silencio.
Rafael Reyes: oreja
Juan Molas: oreja
Núñez de Molina: silencio tras tres avisos.
Emiliano Ortega: silencio.
Enrique Herreros: silencio tras tres avisos
Hicieron el despeje, 4 amazonas de la escuela de equitación de Garrido Altozano, que
llenaron de colorido el inicio del festejo.
Por la festividad de San Marcos, patrón de Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real), es costumbre desde hace
muchos lustros, celebrar el día con un festejo taurino. ayer se volvió a anunciar una novillada
con picadores, donde el oficio de algunos novilleros brilló por su ausencia.
Se lidió un encierro de El Madroñal, que desde Cilleros (Cáceres) ha llegado al coso más
antiguo de los que existen, con una novillada bien presentada en línea generales, aunque se echó en alta falta más fuerza y casta en algunos ejemplares. También es de justicia reconocer que
en el encierro hubo dos utreros de muy buena condición, que han sobresalido por encima
de sus hermanos.
Abrió plaza Curro Márquez, novillero malagueño, que con mucha veteranía y a su vez, las
ganas por delante, tuvo la suerte de pechar con un oponente falto de fuerza y humillación.
Muletazos a media altura, por la condición de flojo y poca ligazón, pudo mostrar Márquez que si
bien pudo pegar alguna tanda en línea recta, no logró cuajar una faena de la cual sacar
conclusiones, puesto que el del Madroñal no dio opciones. Se silenció su actuación.
Rafael Reyes fue, quizás, el más voluntarioso de la tarde, queriendo agradar en todo momento
y que pudo aguantar airoso las irregulares embestidas del segundo en orden. Pudiera ser que acusara que se partió un pitón por la cepa de salida. Puso banderillas, y en la muleta, si bien pudo
ligar varias tandas con la derecha con profundidad, se le acabó pronto el novillo y la faena fue
decayendo. Mató bien y se le concedió una oreja, más premio por su voluntad y variedad que
por lo artístico.
El tercero de la tarde, correspondió en suerte al francés Juan Molas y para muchos de los allí
presentes, incluido el que suscribe, fue el novillo de la tarde. De salida ya mostró condiciones el
burel, que se entregó en el caballo, recibiendo un gran puyazo de “Chocolate” y que en
banderillas se vino arriba, para continuar embistiendo con gran clase en algunos momentos
de la lidia. Fue una auténtica pena que Molas no terminara de acoplarse al novillo, puesto
que tenía unas condiciones francamente buenas para haber visto torear muy bien. Mató de
estocada y recibió una oreja del palco.
Núñez de Molina, novel con todas las maneras que muestran los toreros gitanos, mostró
pinceladas de buen gusto y en algunos momentos, aunque falto de rúbrica ligó tandas con
despaciosidad que junto al buen juego del novillo, pudieron haber regalado un triunfo notable al
público, pero que por desgracia, no pudo sellar con la espada y se le fue de las manos, llegando
a escuchar los tres avisos por parte del palco, y novillo al corral.
Emiliano Ortega llegó a España desde Méjico para debutar en la tarde de ayer con picadores
en territorio español y, a pesar de que por algunos momentos quiso torear despacio, evidenció
una falta de experiencia con los utreros notable. Su faena se desarrolló de más a menos y con la
desapacible temperatura que se estaba formando, el público se enfrió y no llegó Ortega a sentir
el empuje de la grada. Fallo con los aceros, como toda la tarde, y hubo dos avisos. Silencio.
Enrique Herreros también debutaba con los del castoreño y sin duda evidenció una falta de
oficio tremenda. Las ganas y la ilusión que puso desde el primer lance también se estrellaron
con un novillo rajado de salida, al que fue complicado lidiar, picar y banderillear. Mansedumbre
en arreones en algunos momentos y en la recta final de la faena, se pudo imposible para matar.
Y otro toro que fue a los corrales por tres avisos, haciendo que la tarde dejara un mal sabor de boca a los aficionados.
Lo mejor de la tarde, las decisiones del palco, que aún teniendo una tarde complicada para
ejercer de autoridad, supo estar a la altura de un festejo que tuvo “mucho que rascar” en una
tarde que seguro no recordará prácticamente nadie de los que nos dimos cita en la bella plaza
de Las Virtudes.