- Monumental de las Ventas. Martes, 4 de junio de 2024. Vigésima segunda corrida. 17.152 personas. Toros de José Escolar, de seria presencia y juego dispar, de justa casta; mejor la primera mitad, de nobleza con matices, aunque alguno resultó orientado y con sentido; el más complicado fue el 5º.
- Fernando Robleño, de pistacho y oro: pinchazo y estocada delantera y nueve descabellos (palmas tras dos avisos); media muy tendida y media tendida (silencio).
- Damián Castaño, de lila y oro: estocada tendida (saludos); estocada corta desprendida y descabello (saludos).
- Gómez del Pilar, de gris perla y oro con cabos negros: estocada caída y tendida y descabello (saludos tras aviso); estocada (silencio).
Hay tardes en el oficio de los toreros en las que hay que tragar. Y eso le pasó a la terna de ayer con los de José Escolar. Dignos albaserrada en presentación, algunos desarrollaron sentido y peligro, sobre todo el quinto de Damián Castaño. En las tardes de estas ganaderías huele menos a gintonic en Las Ventas y, por lo que sea, hay más silencio, más bocas cerradas y, por supuesto, menos gente y más aficionados.
Y así pasó con Cancionero, el quinto de la tarde, un toro imponente de perchas y cara alta con sentido y orientación. El tercio de varas fue eterno, porque el animal estaba a todo menos al caballo. El de banderillas, del estilo; larguísimo y de una en una y a la media vuelta. Derrochó profesionalidad la lidia de Rubén Sánchez. Y ahí se fue a la guerra Damián Castaño, con un silencio de los que suenan y algún que otro comentario en los tendidos sobre la alimaña.
Hubo valor seco en toda la faena, con un Cancionero que pasaba sabiendo donde estaba el matador. Castaño, en las cercanías de los pitones, consiguió encontrar hondura en algún lance. Tragó él lo que algunos en el tendido no podían. La última tanda al natural resultó muy meritoria, pero el bajonazo final restó brillo a la lidia. Se disculpó ante el respetable por la colocación de la espada. Aun así, Castaño fue ovacionado tras una faena muy de verdad y en la que se enseñó en torero ante el respetable venteño.
Madrileño arrancó como primero de la tarde para Fernando Robleño, de notable presencia y seriedad, mostró escasas fuerzas desde un inicio. En el tercio de varas, el toro se dejó llevar sin demasiada resistencia. Las banderillas se cubrieron correctamente, destacando un buen par colocado por Fernando Sánchez. La faena en los medios tuvo su aquel, con muletazos profundos que, pese a la sosería del toro, lograron transmitir algo de emoción a los tendidos.
El de Torrejón, conocedor de su oficio, enseñó a embestir al animal y le fue perdiendo pasos para arrancarle lo que pudo, aunque se quedaba corto. Resultó Madrileño repetidor, aunque tuvo la embestida sosa. Después del pinchazo, hubo sainete con el descabello.
El segundo de la tarde, Cortinero I, primero del lote de Damián Castaño, fue un toro bravo que protagonizó un espectacular tercio de varas. Desde lejos, embistió con fuerza derribando al picador en un primer puyazo descolocado. En el segundo puyazo, el toro volvió a embestir con fiereza.
Salió Gómez del Pilar al quite, al ver que el toro tenía movimiento, aunque no fue lucido. Donde dejó al astado en la distancia, decidió Castaño que era buen lugar para que se arrancara para tomar la tercera puya. Alberto Sandoval toreó e hizo honor a llevar el oro en su chaquetilla. Ejecutó una suerte excelente y resultó ovacionado con la plaza en pie.
La faena de muleta fue irregular, con momentos en los que Castaño anduvo por las afueras de Cortinero, que fiel a su encaste, fue desarrollando sentido y cierto peligro. Sin embargo, dejó una estocada con voltereta -milagrosamente no fue herido- al tirarse a muerte o vida que le valió saludos desde el tercio. El toro fue aplaudido en el arrastre. Con razón.
Gómez del Pilar se enfrentó a Burlador en el tercero del encierro de Escolar. Hubo un brindis emotivo a Miguel Ángel Silva. La primera tanda de muletazos fue templada y de buen gusto. La faena fue de oficio, con algunos muletazos despaciosos, pero el toro desarrolló mucho peligro, lo que se tradujo en varios sustos para el matador. El diestro mostró un valor seco, aunque la faena más de inicios que de finales y fue decayendo hasta acabar en la nadería. La estocada, defectuosa y caída, le valió saludos tras aviso.
El cuarto toro, Diputado, fue un ejemplar raro en comportamiento, pero de impecable presentación. Raúl Ruiz se desmonteró tras un lucido tercio de banderillas que despertó una gran ovación. Robleño intentó algunos naturales hondos, pero la faena resultó sosa y aburrida debido a la aspereza del astado, que mantenía la cara a media altura. Mucho trasteo, muchas probaturas, y algún lance cuajado y de toreo fundamental. Tras un pinchazo y una estocada tendida, el matador se marchó en silencio.
El sexto de Gómez del Pilar, Salado, fue un toro peligroso que le puso en aprietos en varias ocasiones desde el inicio. Cabe resaltar la brega que regaló el madrileño, de sabor añejo. Los tercios pasaron desapercibidos y en los tendidos había sensación de que ya era hora de irse. El torero optó por quitarle las moscas y abreviar la faena. Con habilidad, metió la mano y fue acertado con el descabello, cerrando así una tarde de altibajos y, sobre todo, de oficio. Los de la terna caminaron en ciertos momentos por filos complicados. De profesión, matador de toros.