Los niños, por lo que se les ve por la calle, parece que han desaparecido de la faz del planeta; a mucha gente le cuesta mucho eso, aunque parezca extraño, de no hacer nada; se trata de afrontar de la manera más positiva posible esta complicada situación; la sensación es de incertidumbre y muchos ven que hay que reinventarse tras la llegada de esta pandemia.
Las compras fueron al principio de acopio de todo lo posible por lo que pudiera pasar, pero los clientes ya se han dado cuenta de que “no va a faltar de nada”, se va gastando lo acumulado y comienza a reponerse lo que se va acabando en frigoríficos y despensas en esta segunda semana de confinamiento que, como no se haga bien por parte de todos, pudiera prolongarse más allá de los otros quince días de añadidura aplicados, opinan varios ciudarrealeños.
“Hay que llevarlo de la mejor forma posible, pensar en cosas positivas y no en el futuro, sino en el hoy” y hay quien confía que podamos sacar algo bueno como “darnos cuenta de que estamos viviendo demasiado deprisa”, siempre corriendo y trabajando, además de que esta experiencia deja claro que “la sanidad pública no tiene precio, es en lo que menos habría que recortar, y que al final los que levantamos el país somos los agricultores y la gente trabajadora que nos levantamos todos los días para trabajar; esto no se arregla ni en el Congreso ni a base de reales decretos”.
La preocupación y el miedo se palpan. “La gente no sale, está todo el día viendo ambulancias y coches del servicio de Salud para arriba y para abajo”, a lo que se suma la incertidumbre por la situación económica. Para cuando se salga de esto, “que no se sabe si será en abril o mayo”, lo que está claro es que “no vamos a estar como antes”.
“Hay mucha gente sin poder trabajar” y cuando se pueda regresar al empleo “no se sabe cómo se va a volver”. Habrá que “reinventar todo”, incluso los bares “porque ya la gente no se va poder aglomerar como antes de aquí a unos meses”.
En el pequeño comercio se percibe que hay que adaptarse a “una nueva realidad” que ha puesto de manifiesto, aún más, esta alarma sanitaria. Los envíos a domicilio se van imponer en el pequeño comercio. “Nos tenemos que adaptar a esta situación, si no las grandes firmas que venden online nos van a comer. Si no cambiamos nos vamos a extinguir como los dinosaurios”.