Alarma era un grupo y ahora es un estado de situación sanitaria que regresa con el beneplácito de unos y para el coraje de otros. Bastantes ciudarrealeños opinan que era necesario para dar “cobertura legal” en las medidas a adoptar por parte de las Comunidades Autónomas y creen que con el toque de queda se van a atajar las tentaciones de ‘juerga’ nocturna en el exterior, aunque también están los que, además de apuntar que se le podría buscar otro nombre porque recuerda a situaciones bélicas, no tienen muy clara su efectividad.
En lo que todos coinciden es en lo complicado de un año “para nada normal” como 2020 cuyo final también va a ser, como poco, “atípico” con unas Navidades que algunos vislumbran un tanto “oscuras” y otros más “blancas” que nunca porque mucho de lo que se acostumbra a hacer se va a quedar “en blanco”. Multitud de vídeollamadas, pautas más higiénicas y la constatación de lo importante de invertir en investigación son algunos de los rasgos de este “añito” que encara su tramo final con la preocupación añadida de que la gran mayoría no sabe distinguir entre los síntomas de una gripe y los del coronavirus.
Juan considera que la determinación de establecer nuevas medidas, “si son necesarias, siempre serán buenas para todo el mundo. Lo que tenemos que hacer es caso a lo que nos digan con las directrices que nos marquen”. Su aplicación las ve “bien y, si se puede mejorar, que lo mejoren que es lo que hace falta” y, entre todos, tratar de “hacer las cosas bien” para salir de esta situación cuanto antes, algo en lo que no colaboran quienes no atienden a las recomendaciones sanitarias y parece ser que los “jodíos botellones” donde tampoco se tienen en cuenta.
“Si se hubieran hecho las cosas bien, hubiésemos respetado las medidas de seguridad y nos hubiésemos quedado en casa, esto no hubiese hecho falta, pero claro…”, esgrime María Cristina, que destaca que “no sabemos mucho sobre el coronavirus pero sí que, si no respetamos las medidas que nos dicen los expertos, no se para y mata”.
“Ojalá” que con el toque de queda se limiten los contagios pero alberga sus dudas porque “el virus no se para por la noche” y “la gente si quiere seguir juntándose lo va a hacer”, aunque no sea en la calle, expone, para reseñar que, no obstante, estima que hay que tomar medidas porque “si seguimos aumentando los positivos puede que lleguemos a un punto en que volvamos a estar confinados” y sectores que ya lo están pasando mal como la hostelería o el turismo, además de “todo lo que supone la Navidad”, se van a ver aún más gravemente afectados.
Su abuela, que vivió la Guerra Civil, le decía que “le daba miedo a lo que estamos llegando” con toques de queda como en un período de contienda, comenta María Cristina, que, a nivel personal, la pandemia, al ser una persona de riesgo, se “lo ha cambiado todo. Tengo que tener mucho cuidado, protegerme muchísimo, no me puedo acercar a mis padres porque también son mayores. Me ha cambiado la vida como de la noche al día. Pero bueno, todo por intentar no pillarlo”.
A Daniel, la entrada del estado de alarma le parece necesaria porque los españoles “no estamos teniendo la responsabilidad que debemos con la pandemia”, con lo que, “si nosotros por nuestra propia cuenta no somos responsables, pues algo tendrá que hacer el Gobierno para que lo seamos”.
“No estamos teniendo las medidas sociales necesarias, nos estamos juntando sin mascarilla, hay mucha gente irresponsable, sobre todo jóvenes, que están haciendo lo que no deben, y personas que están violando la cuarentena, saliendo de su casa cuando no deben”, sostiene, aunque piensa que “el toque de queda no va a hacer nada porque si la gente quiere salir, lo va a hacer un poquito antes y ya está. Si no sales a las seis de la tarde va a salir a las cuatro de la tarde”, con lo que cree que “va a hacer poco”.
“Dioses de nada”
“Cuando era joven, mi padre no me dejaba salir tarde, con lo que salía más temprano. Pues lo mismo va a pasar ahora. El que quiera salir va a seguir saliendo pienso yo”, apunta Daniel, que vaticina que esto durará bastante tiempo porque la investigación tardará dos o tres años en mejorar las vacunas que vayan apareciendo. “Lo que tienen que hacer es invertir en investigación el Gobierno. Ahora se ve aquí lo necesario que es la investigación que muchas veces se deja un poco de lado”, subraya, al tiempo que resalta que la pandemia está cambiando “hábitos sociales y sobre todo higiénicos” porque, “muchas veces, hacíamos cosas que no nos dábamos cuenta” como “tocarlo todo con las manos y no lavárnoslas casi nunca, en las tiendas y en todos los lados”.
Como ejemplo, cita “el hecho de probarse los zapatos sin ponerse una bolsa” e indica que, “en cierto modo, esto nos está haciendo ver cosas que hacíamos mal y también darnos cuenta de que no somos los Reyes del Mambo, que nos creemos los dioses y dueños del mundo y aquí estamos viendo que no somos los dioses de nada, que viene un virus que parece un resfriao y se lía la mundial”.
La pandemia “nos ha cambiado, entre otras cosas, las vacaciones, la forma del ocio. Es un año distinto con cosas distintas”, agrega Eduardo, que considera “lógica y correcta” la declaración del estado de alarma para proporcionar “cobertura legal” en las medidas a adoptar, en función de las circunstancias epidemiológicas, por los Gobiernos autonómicos del país.
El fin de año va a ser “como todos, pasar del 31 de diciembre al 1 de enero”, aunque en este caso de forma genérica sin salir de casa, apunta con humor. “Habrá quien celebre no tener que ir a cenar a casa de la suegra”. Va a tener la excusa perfecta, añade Piluca, que apela a “la Virgencita de Lourdes” cuando se toca el tema de la pandemia, le parece “excesivo” que se esté hablando de toque de queda durante seis meses y asegura no saber hasta “qué punto” puede ser efectivo para “el daño” que puede hacer económicamente ya que, en su opinión, si es así muchos se van a “hundir” y “van a cerrar un montón de negocios”.
A quien no le gustan, “se han pasado” con lo de “hasta mayo”, las nuevas medidas es a Chesco, que le parece “injusto” toques de queda a las once de la noche cuando por el día, por ejemplo, “a las seis de la mañana el metro de Madrid está llenísimo”. Lo de toque de queda “suena bastante mal. Me parece que quieren controlar al país muy a lo dictadura, no estoy nada de acuerdo”, opina y considera que lo del “cierre por la noche no va a ser nada efectivo. Es una medida que sólo ellos saben por qué lo están haciendo”.
Otras medidas, como el distanciamiento social, que “no se esté en bares muy chiquititos o muy cerrados” y dejar “las terrazas abiertas”, las ve apropiadas, expone, para señalar que todo esto puede propiciar que la gente se junte en fiestas “cerradas” de las que “nadie sepa nada”. Así mismo, estima que se ha “criminalizado” de forma “excesiva” a los jóvenes por “lo de las fiestas cuando tampoco hay tantas”, cuando, a su juicio, en el transporte público hay permisividad aunque esté todo “petao”.
Por su parte, Natali y Ashley, estudiantes universitarias, estiman que la aplicación de nuevas medidas “la hemos provocado entre todos” al “juntarnos mucha gente sin tener muchas precauciones”, entre ellos los jóvenes, pero “no han sido los únicos”. Son muchos los actos sociales de adultos que se han celebrado como cumpleaños en los que se juntan familias enteras y cualquier mañana por la Plaza Mayor de Ciudad Real, por ejemplo, transita “mucha gente y los viernes muchísima más”.
Ven bien todo lo que sea atajar los contagios, pero no entienden lo del toque de queda, que consideran “una barbaridad” si se prolonga durante seis meses, como si el virus sólo “atacara a partir de las once. Durante las noches no va a haber gente, pero durante el día sí”.
Incluso antes y con “mayor rigidez” se debería haber aplicado el estado de alarma, en opinión de Segundo, que considera, que por lo que “vemos por las noticias”, por la noche “ha habido mucha gente que se ha soltado un poco de más. Durante el día vemos a la gente por las calles con la mascarilla, pero por la noche se ha desmadrado un poco el tema”, por lo que aprecia como apropiado cortar la posibilidad de salir de “juerga” de once a seis. Pero también chirría que los vagones del metro “vayan repletos” y acuda mucha gente a los centros comerciales y luego, por ejemplo, no puedas ir a un partido de fútbol en Ciudad Real o que veas acontecimientos taurinos en unos sitios muy organizados con la debida separación y otros “desorganizados totalmente, todos al pegote”.
El fin de año se presenta “mal”, “tendremos que quedarnos más cada uno en su casa y que pase ya todo esto a ver si somos capaces de controlarlo y que podamos llevar ya una vida normal”, resalta Segundo, que si le propusiesen que “para el verano que viene estuviéramos ya sin la mascarilla, lo firmaba”, pero, “según dicen los entendidos, esto va a durar bastante y tendremos que colaborar todos un poquito”.
Por desgracia, la pandemia va a dejar mellas económicas a mucha gente, pero “hay que mirar si ponemos por delante la salud o la economía”, sin olvidar que “teniendo salud luego puedes salir de la adversa situación económica”, pero “si no tienes salud malamente vas a recuperar la economía”.
