El quehacer diario en este aislamiento en casa prolongado para otros quince días más se detiene al llegar las ocho. Todo -la partida al vídeojuego, la película, las cuentas, las cavilaciones, las conversaciones y hasta el cuajado de la tortilla de patatas en la sartén- se queda en pause a las ocho.
Cuando en todos los relojes son las ocho, en el parque Juan Pablo II, por donde otrora circulaban las vías del tren y ahora hay árboles y fuentes, suenan desde potentes altavoces de diversos pisos canciones que animan a ser cantadas por todos los vecinos de las avenidas Lagunas de Ruidera y Tablas de Daimiel.
Los balcones de ambas avenidas parecen gradas de un gran anfiteatro de las que salen vibrantes y solidarios aplausos a una gran obra, el trabajo que están realizando los profesionales que están luchando en la línea del frente contra el coronavirus.
Desde el número 20 de Lagunas de Ruidera sonó este lunes como preludio ‘Paquito Chocolatero’, para animar el aplauso colectivo con el alegre ‘Volaré’ de los Gipsy Kings. También desde el número 2 hubo propuesta musical para este reconocimiento que se culminó con ‘No me toques las palmas que me conozco’, de María Isabel.
Otras jornadas las partituras fueron ‘Resistiré’, del Dúo Dinámico, y ‘¡Qué viva España!’, de Manolo Escobar, ya que cada día los temas, todos muy conocidos, son diferentes. A la iniciativa se suman muchos vecinos desde ventanas y balcones, así como los trabajadores del Centro de Diálisis Fresenius Medical Care y la farmacia.
Finalizado el homenaje, los vecinos, tanto a los de al lado como a los de enfrente, se dieron ánimos, buenas noches y un hasta mañana antes de cerrar las ventanas y quedar todo de nuevo en silencio.