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Un estudio apunta que el SARS-CoV-2 es “probablemente no transmisible” en superficies de hospitales

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En su investigación, publicada esta semana en la revista científica ‘Microbiome’, los investigadores tomaron muestras de las superficies de las habitaciones de los pacientes antes, durante y después de su ocupación, y recogieron repetidamente muestras de la piel, la nariz y las heces de los pacientes con COVID-19 y de sus trabajadores sanitarios a lo largo del tiempo. En total, analizaron 972 muestras relacionadas con el hospital en busca de rastros de SARS-CoV-2 durante dos meses.

Virus en el suelo junto a las camas

Sus conclusiones: el virus, o al menos su firma genética, abunda. El equipo detectó el virus en el suelo junto a las camas de los pacientes con COVID-19 (en el 39% de las muestras analizadas), en el suelo fuera de las habitaciones de los pacientes (29%) y en las superficies dentro de las habitaciones (16%). La detección del SARS-CoV-2 tendió a ser más alta durante los primeros cinco días después del inicio de los síntomas del paciente.

Los investigadores, en cualquier caso, señalan que el hecho de que puedan detectar las firmas genéticas únicas del virus en una superficie no significa que el virus pueda infectar a las personas. “Desde que iniciaron el estudio, está bien documentado que el SARS-CoV-2 se propaga principalmente a través de las interacciones humanas cercanas, mientras que la transmisión superficial es probablemente muy rara. Además, ninguno de los trabajadores sanitarios que atendían activamente a los pacientes del estudio dio positivo en las pruebas del virus”, justifican.

No suelen estar solos

Los virus no suelen estar solos. Ya sea en las personas o en las superficies, forman parte de comunidades complejas conocidas como microbiomas, que pueden incluir una variedad de otros virus, bacterias y microbios adicionales. Al buscar el coronavirus, el equipo descubrió algo más: un tipo concreto de bacteria del género ‘Rothia’ se encontró junto al SARS-CoV-2 con más frecuencia que el resto, independientemente del lugar de recogida. En otras palabras, la presencia de ‘Rothia’ predecía fuertemente que también detectarían el SARS-CoV-2 en la misma muestra.

“¿Por qué esa relación? ¿Ayuda la bacteria a la supervivencia del virus, o viceversa? ¿O es simplemente que estas bacterias están asociadas a las condiciones médicas subyacentes que hacen que los pacientes tengan un mayor riesgo de padecer COVID-19 grave en primer lugar? Ese es un área para futuras investigaciones”, reflexionan estos científicos.

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