Ana Rossetti: Emilia Pardo Bazán forma parte de la genealogía feminista de España

Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851 -Madrid, 1921) trascendió a través de sus obras, renovadoras del realismo español, pero su pensamiento crítico a favor de la igualdad es fundamental para sustentar la actual transformación social hacia el empoderamiento femenino.

El legado de la autora de ‘Los pazos de Ulloa’ está de actualidad, coincidiendo con el primer centenario de su muerte (este 12 de mayo), y los distintos homenajes se suceden para destacar la figura de quien podría haber sido el icono de un #MeToo decimonónico.

Ana Rossetti es una de las escritoras que se declara admiradora de la literata gallega, y por ello se ha acercado a su universo para profundizar en la férrea defensa que hizo de los derechos ciudadanos de las mujeres. “Si queremos trazar una genealogía feminista de España, tiene que pasar por Emilia Pardo Bazán”, señala en declaraciones a lanzadigital.

Rossetti visitará Torralba de Calatrava el próximo día 21 de mayo para protagonizar, junto al actor Pedro Miguel Martínez, el encuentro teatral ‘Lo que cuenta Doña Emilia, una aproximación emocional a Emilia Pardo-Bazán’ dentro del ciclo ‘Primavera con nombre de mujer’.

Será en el emblemático Patio de Comedias, organizado por la Asociación Amigos del Patio de Comedias, y pondrá sobre la mesa la vanguardia del imaginario de la creadora coruñesa, que trascendió a su propia trayectoria, y es ampliamente “aplicable en el siglo XXI”.

“Escribió muchas cosas que ahora se están resolviendo, sobre todo en materia de igualdad entre hombres y mujeres”, indica Rossetti, que recuerda las reflexiones de Emilia “sobre la incorporación de las mujeres en la esfera pública”. Pardo Bazán valoraba la labor de las obreras en los mítines y las huelgas de los movimientos sociales como una contribución decisiva al impulso del liderazgo femenino.

Rossetti destaca la capacidad de la ilustrada gallega para beber “de lo que la rodeaba”, una observación que le hizo conocer, y después escribir, sobre realidades de gente desfavorecida,  teniendo en cuenta su procedencia noble (su familia era la propietaria del Pazo de Meirás).

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Ana Rossetti, admiradora de la figura de Pardo Bazán / Lanza

Por ello, llama la atención la instrumentalización que hizo de su acceso a la cultura -aprendió francés, inglés y alemán-, para luchar por la justicia y la equidad de las clases más bajas, sobre todo de las mujeres empobrecidas.

Traducir a Stuart Mill y Bebel

Fundó la editorial ‘Biblioteca de la mujer’, relata Rossetti, en la que publicó, entre otras, obras que ella misma tradujo de dos grandes feministas europeos (fueron una minoría): el inglés John Stuart Mill -‘El sometimiento de las mujeres’- y el alemán August Bebel, -‘La mujer y el socialismo’-.

“También mantenía correspondencia con una liga de mujeres socialistas de Londres”, recuerda la escritora gaditana, además de numerosos ensayos como los reunidos en la antología ‘El encaje roto’, donde “su eje principal es el maltrato”. La intelectual coruñesa incluso hablaba de los distintos tipos de violencia contra la mujer -física, psicológica, simbólica o económica- dentro del concepto de ‘mujericidio’ que acuñó para evidenciar el ataque más paradigmático de los victimarios. “Tiene muchos artículos hablando de la buena salud de las mujeres, pero también de una causa de muerte concreta que no es la enfermedad, sino el ‘mujericidio’”.

Estas reivindicaciones “vienen muy al pelo” en la actualidad, según Rossetti, al igual que las que planteó la escritora clásica en el ámbito civil para que todas las personas fueran sujetos de pleno derecho. No en vano reprobó, junto a otras ilustradas, la redacción de algunos artículos del primer Código Civil de español, que normalizaba legalmente la sumisión de la mujer al hombre.

Coeducación

También contribuyó a poner las bases de la coeducación, con su defensa activa de la entrada de las mujeres en los estudios superiores. “Tuvo mucho que ver” (era consejera de Instrucción Pública) en la aprobación del Decreto del 8 de marzo de 1910 que permitió acceder a ambos sexos a la Enseñanza Superior en igualdad de condiciones.

Por ello, Rossetti lamenta que las literatas que se estudian en el ámbito escolar sean presentadas “desde el romanticismo”. ¿A que nadie enseña que Rosalía de Castro era librepensadora, o que Carolina Coronado se carteaba con Abraham Lincoln y fue desterrada de España porque estaba en contra de la esclavitud?”, se pregunta Rossetti de manera reivindicativa.

La misma Pardo Bazán “estaba en contra de la pena de muerte”, al igual que otras intelectuales de finales del siglo XIX y principios del XX.

Las cartas con Galdós

Menos serias y más amarillistas son, en opinión de Rossetti, las mediáticas cartas, supuestamente eróticas, de Pardo Bazán con el conocido escritor Benito Pérez Galdós. “No me interesan”, dice la poetisa gaditana, a pesar del interés social proyectado. “Sino se tratara de una escritora, sería contenido de ‘Sálvame’ (programa de prensa rosa de Telecinco)”.

“Emilia le contaba cosas como que su hijo estaba resfriado”, sostiene Rossetti, para quien son “más apasionadas” las cartas manuscritas de Gertrudis Gómez de Avellaneda (Camagüey, 1814 – Madrid, 1873) con el abogado sevillano Ignacio de Cepeda, su amor platónico. “Ella estaba enamorada de él y el otro le daba cuartelillo”, aclara Rossetti, para quien estos manuscritos epistolares “son mucho más importantes”.

Precisamente, quien fuera conocida como ‘La Avellaneda’ tiene un hilo comunicante con Pardo Bazán, al ser la protagonista de un triste hecho que casi medio siglo después también sufrió la señora de las letras gallegas: ambas fueron rechazadas para entrar en la Real Academia Española (RAE).

La escritora de origen cubano se postuló como candidata a mediados del siglo XIX (1851) y recibió un no como respuesta, al igual que 40 años después Pardo Bazán vio denegada hasta tres veces su solicitud en la ilustre casa.

Este rechazo fue contestado por ambas escritoras con escritos publicados en los periódicos, en la que denunciaban esta desigualdad, incluso la más joven dedicó una carta abierta a su predecesora para solidarizarse con ella en un sororo vínculo en el tiempo.

La gallega, al menos, llegó a ser catedrática de Lenguas y Literatura Neolatinas en la Universidad Central por derecho propio, en reconocimiento a su vasta producción.

“Emilia, y otras mujeres pusieron las bases para que las que hemos venido detrás podamos tener acceso a muchas cosas”, subraya Rossetti. Estaban a la vanguardia del pensamiento y brillaron “por fuerza” porque “tenían toda la oposición” de la sociedad patriarcal.

‘Cuentos madrileños’ ha sido editado por ‘Libros de las malas compañías’ / Lanza

‘Cuentos madrileños’

Rossetti ha reunido parte de este universo en el libro ‘Cuentos madrileños’, que ha prologado, y que agrupa una selección de 14 narraciones cortas que la escritora gallega escribió en sus estancias en la capital española, principalmente en la de la calle San Bernardo, en el barrio de las Maravillas (actualmente Malasaña).

Ha sido editado por ‘Libros de las malas compañías’, cuya editora es Ana Cristina Herreros, y ese mismo martes, coincidiendo con los 100 años de su desaparición, ha sido presentado en Madrid.

El legado de la intelectual nacida hace siglo y medio también forma parte de otro proyecto de la poetisa gaditana vinculado a nombres de mujeres ilustres que vivieron en este barrio madrileño, como Rosa Chacel o Rosalía de Castro.

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