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Se serena El Loco y Dani Martín se hace grande con Pequeño

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Comenzó a rodar Pequeño en el Quijote Arena sobre la bicicleta de la infancia observada desde la madurez musical, aunque también tuvo a mano las revoluciones del vehículo de aceleración más vertiginosa y juvenil de El Canto.
Dani Martín logró que se consumieran inagotables baterías de móviles, que buscaron inmortalizar la cita, y se podrían haber ganado varias veces la más prestigiosa regata acumulando la energía del braceo de sus numerosas fans acompañando con las manos en alto el ritmo de sus canciones.
Pese a que también fueron muchos los varones que acudieron a presenciar un concierto con temas entrañables y refrescantes, el coro del público que se escuchó en el tarareo de cada una de las canciones fue eminentemente femenino y, aunque predominaron en las primeras filas los grupos de adolescentes, espectadores de todas las edades disfrutaron del espectáculo de presentación del primer trabajo en solitario de Dani Martín, que desgranó las composiciones de identificación, aceptación, desgarro y rebeldía de Pequeño, arropado por una banda que guardó el estilo desenfadado de El Canto pero con un corte más clásico e íntimo, en el que colaboraron los coros y guitarra acústica de Cristina Méndez y el piano de Iñaki García.
Si la atmósfera era emotiva o de medio tiempo con temas como Mi lamento o Mira la vida, bastó con apretar el acelerador con hits como Ya no volverá a ser como antes, Contigo o Insoportable, que hicieron botar a los espectadores que prácticamente llenaron la pista y ocuparon casi tres cuartas partes de las gradas. 
Versiones de Quiero aprender de ti y Me desperté soñando, entre otros temas de El Canto, también contribuyeron a alentar el animado debut de Dani Martín en solitario, decidiendo encarar temas personales en sus letras y a Los valientes de la pandilla.
Grandes telones con el icono de la bici de Pequeño colgaron a ambos lados del escenario, a cuyo fondo se situaron pantallas de imágenes y luces que, junto a los focos, incidieron en el ambiente desde festivo, discotequero y de alegre pop-rock de algunos temas hasta sensible o tierno, a veces de local pequeño o piano-bar, e incluso mágico o etéreo cuando tocó, en la primera sesión de bises, El cielo de los perros, con Dani Martín bañado por una lluvia de haces azules.
Fue Cristina Méndez la que comenzó este primer regreso al escenario con las estrofas iniciales de Puede ser, que continuó el vocalista sentado en un sofá colocado en medio del escenario, lo que incidió en el aroma de proximidad, aparte de sinceridad, que rezuma Pequeño.     
También sonó en los primeros bises Por ti y para la segunda tanda reservó Peter Pan y 16 añitos, coreados por las almas reunidas en el Quijote Arena y que tocó con la acústica Dani Martín, quien volvió a salir con todos los intérpretes a recibir el aplauso del público y agradecerle que acudiera a disfrutar de su música.

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