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Mucho ruido

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El último sábado del mes de marzo se celebra el día de La Hora del Planeta, una iniciativa con la que sus impulsores pretenden visibilizar la urgente necesidad de aplicar medidas que combatan el cambio climático, entendido como la consecuencia devastadora de la mala relación del ser humano con la tierra. Esta iniciativa también pretende que modifiquemos nuestros hábitos de vida para que el ahorro energético y la reducción de las diferentes formas de contaminación sean una práctica habitual en nuestra conducta.

Las instituciones públicas que poco a poco se van sumando a la iniciativa están apostando por apagar las luces de edificios y plazas públicas este sábado durante una hora. El objetivo es provocar en el ciudadano una reflexión sobre el planeta que queremos preservar de manera que si este apagón público se extendiera  también a hogares y empresas penetraría algo más en la sociedad la idea de que somos parte de la solución para ganar el combate que el ser humano tiene que librar contra el deterioro, quizás definitivo en muchos casos, que padece  la naturaleza.

“La Hora del Planeta” ha logrado gradualmente más adeptos desde su puesta en marcha en 2007. El hecho de conocer los efectos perniciosos que el cambio climático tiene sobre la naturaleza y también sobre la salud por los efectos de las altas temperaturas –olas de calor- ha generado una mayor sensibilidad en la población sobre todo entre la gente más joven, aunque la realidad es que queda mucho camino por andar. Precisamente, desde la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) se daba a conocer esta semana la elevada correlación existente entre temperaturas máximas y mortalidad, ya que a partir de un determinado umbral de máximas el número de muertes es mayor.

En la provincia de Ciudad Real

Los datos de este estudio, Open Data Climático –una herramienta de la AEMET-, ponen negro sobre blanco aspectos del clima que ya padecemos en la provincia de Ciudad Real, al pertenecer a ese territorio en el que avanza más rápidamente, junto al valle del Ebro, la superficie con un clima semiárido debido a los largos períodos sin una gota de lluvia. Este dossier revela esa tendencia al alza de la temperatura en España desde el año 1971  y sitúa los años más cálidos en los que van de este siglo. Nada nuevo para quienes vivimos en esta tierra.

La celebración del día de la Hora del Planeta casi se da la mano con el cambio al horario de verano en el que nos sumergiremos la madrugada de este domingo, 31 de marzo. De nuevo, los relojes lucirán el horario de verano, pese a estar más que comprobado y así lo reconoce el texto respaldado por el Parlamento Europeo, que el cambio de hora no conlleva ahorro energético alguno.

Otros dos años de espera

Por decisión de los eurodiputados, esperaremos otros dos años para coordinar la aplicación del nuevo horario para no perjudicar a nuestro mercado interior. Será por tanto, el nuevo Parlamento, el que saldrá de las elecciones del 26 de mayo, el que  fije una posición común sobre un asunto sobre el que, como muchos otros, no hay postura homogénea salvo la que expresaron mayoritariamente los ciudadanos europeos, a través de una consulta online, a favor de un horario fijo.

En este asunto como en la necesidad de actuar con rapidez y eficacia para detener  los efectos devastadores del clima, se echan en falta acciones más ambiciosas que eviten comprometer nuestra calidad de vida y la de las generaciones futuras. Estamos en un momento político crucial, óptimo, para elegir a quienes nos representarán en todos los estamentos institucionales, desde el más próximo al más lejano. Sin embargo, hasta ahora, el ruido impide una buena recepción del mensaje que nos permita acertar en la elección de quienes decidirán sobre lo que nos ocupa y nos preocupa.  Nos equivocamos si nos dejamos atrapar por el ruido cuando nos estamos jugando el futuro de todos.

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