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¡Nunca fue nación ni país!

Causa estupor, cuando no indignación y hasta cierto hastío las soflamas independentistas reiterativas de ciertos grupos el territorio catalán al hablarnos de la “Nación catalana” o “El país catalán”.

Por otro lado genera sorpresa a los demás peninsulares/insulares y foráneos allende otras latitudes tales desatinos de lo que nunca fue. Hoy día, cuando la globalización es una filosofía que cada vez se extiende más y más, los postulados segregacionistas de aquellos que quieren crear un “muro” con respecto a otros pueblos hermanos, inmersos desde tiempos inmemoriales dentro de este territorio peninsular llamado España.

La globalización como sabemos, es un proceso económico, tecnológico, político y cultural a escala planetaria que consiste en aglutinar y unir mercados, sociedades y culturas mediante distintas transformaciones con un fin fundamentalmente positivo, fraternal y humanitario. Los partidos segregacionistas, separatistas o independentistas, viven en una continua y enfermiza obsesión y delirio nacionalista. Los independentistas se alejan de la realidad histórica para explotar y “restregarle a los otros” el simbolismo de algunas fechas claves en éste caso de Cataluña.

Todo soberanismo hace amplio uso de efemérides y conmemoraciones e interpretaciones como fórmula de cohesión comunitaria, buscando las diferenciaciones propias y naturales de cualquier territorio o sociedad. Ignoran la historia o quieren ignorarla y se inventan una patria inexistente a base de estar constantemente “restregando” a la ciudadanía las bondades de su proyecto retrógrado, caduco, falsificado y de desunión con los demás pueblos hermanos que tienen historias similares o paralelas en su evolución.

Los rupturistas llaman nación reiterativamente al actual territorio de Cataluña, a la antigua “Provincia tarraconense de la Hispania citerior” como la llamaban los romanos y después visigodos y que tenía su capital en la “Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco”. Provincia de la Hispania que en el año 125 abarcaba dos terceras partes de la Península Ibérica y que estaba habitada por pueblos prerromanos hispanos (íberos, vascones y celtas…, y poblaciones de origen griego, púnico y romanos) y que fue creada en el año 27 antes de Cristo y cuyos idiomas hablados eran el íbero/pre-protoesuskera, celtíbero, celta galaico… Hispania que entonces estaba formada por tres grandes provincias: Tarraconense, Bética y Lusitania y cuyo idioma más hablado era el íbero/pre-ptotoeuskera (el ibero estaba emparentado con el euskera arcaico), después latín y su posterior evolución.

Por lo tanto la idea de “nación” que proclaman los independentistas catalanes resulta una falacia de lo que nunca existió y que responde a un invento reciente a un delirio nacionalista. Posteriormente en la etapa medieval, Cataluña perteneció con otros territorios al reino de Aragón y de donde han tomado su “señera”, bandera similar por su origen (reino de Aragón) a Mallorca, Valencia…

¿Le han preguntado al empresario catalán?

Los separatistas, “los del muro”, ¿le han preguntado al empresario catalán qué opina de su soberanismo? ¡Le han explicado donde venderían sus productos (bancarios, cavas, textiles…)! ¡Le han explicado que España podría comprar más ventajosamente sus productos en otras partes! ¡Y el empresario de otros países que quisiera instalarse en Cataluña para vender al resto de España! Y así numerosas y sucesivas las “bondades” que quieren vender los del rollo soberanista.

Igualmente afectaría a pensiones, sanidad, espacios aéreos, aeropuertos, carreteras… ¿Sus estudiantes los que van con la “estelada” se colocarían en una Cataluña independiente cuando terminen sus profesiones? ¡Hay para todos! ¡Y los museos y archivos estatales en territorio catalán! ¿Qué haría el Estado en el caso de una hipotética separación? Y quiero recordar entre otros al “Teatro-Museo Dalí” (Figueres).

El artista catalán al no tener sucesión donó sus bienes y patrimonio al Estado español… Que los soberanistas expliquen a la ciudadanía todas estas y otras situaciones que se le plantearían con la ruptura. ¡Una república catalana que no generara suficientes recursos para su estructura de Estado, estaría condenada al fracaso!

Al final sería un caos que pagaría el pueblo catalán. ¡Y lo más grave y doloroso aún es que se destruiría o afectaría a la fraternidad, afecto, cariño y admiración que por el pueblo catalán sentimos los demás! ¡Y todo gracias a la inoperancia y mentiras de los del delirio nacionalista!… ¡De momento ha aumentado la catalonofobia!

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