Tendiendo puentes para integrar a los menores tutelados en la vida laboral

La recién creada Asociación de Acogida Puente de Vida, con sede en Daimiel, ya ha puesto en marcha la primera de sus iniciativas, el Programa Ícaro. En colaboración con la Fundación Quercus, formada por la familia Cantarero, empresarios del sector vinícola en Castilla-La Mancha, el objetivo principal de este proyecto es integrar a los menores tutelados, acogidos en centros públicos o en familias, a la vida laboral, dotándoles de recursos y formación profesional al cumplir la mayoría de edad que es cuando, paradójicamente, el menor está más indefenso.

Así lo ha explicado a Lanza el presidente de la asociación, Carlos Organero Díaz, quien ha indicado que cuando el menor deja de ser acogido por la mayoría de edad “se encuentra con un mundo desconocido y, por desgracia muy duro, que es la vida real, para lo que no están preparados; este programa quiere poner a su alcance las herramientas necesarias para una vida plena cuando las administraciones ya no pueden llegar más allá”, indica.

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Carlos Organero y su mujer, junto a una niña que tienen ahora en acogida, tras la entrevista concedida a Lanza /Clara Manzano

Una realidad

Para acelerar el proceso y convertir el Programa Ícaro en una realidad, tanto la Asociación de Acogida Puente de Vida como la Fundación Quercus han decidido que Daimiel sea el punto de partida con dos empresas, Alvinesa Natural Ingredients y Metálicas Ferroal, interesadas en contratar a dos de estos jóvenes como trabajadores de pleno derecho.

“Ícaro está ofreciendo un futuro real al que por desgracia no tienen acceso miles de personas no menos necesitadas. Ante esto, buscamos dos jóvenes concienciados de la oportunidad que se les está ofreciendo, queremos para empezar a dos chicos o chicas dispuestos a trabajar en Daimiel en un plazo de no más de dos meses. Para ello hemos pedido a la delegación provincial de Bienestar Social que seleccione a dos candidatos”, explica Organero.

El presidente de la Asociación de Acogida Puente de Vida indica que el programa ha sido muy bien acogido por los responsables de los servicios sociales y afirma que su futuro depende de estos primeros pasos, convencido de que si echa a andar, con el apoyo de la administración pública, pronto se unirán nuevas empresas.

Becas para formación superior

De forma paralela al Programa Ícaro, la Fundación Quercus, en colaboración con la Asociación de Acogida Puente de Vida, ha puesto en marcha también un programa de becas para la formación superior de jóvenes tutelados acogidos en familias o, sobre todo, en centros públicos.

El presupuesto de partida ha sido de 1.000 euros. Carlos Organero explica que se ha becado con 650 euros a una joven que está cursando el Grado de Filosofía en la universidad de Salamanca y que hasta los 18 años de edad ha estado tutelada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en acogimiento residencial. Carmen, nombre ficticio, recibe en la actualidad una ayuda mensual de 400 euros por parte de la administración regional.

Y también la Fundación Quercus ha concedido una beca de 350 euros a otro joven, que también pasó su infancia y juventud como menor tutelado en un centro residencial de Ciudad Real, que está a punto de finalizar su Grado de Educación, a falta de terminar el trabajo fin de carrera, y que se está preparando las oposiciones a Policía Nacional. Javier, nombre ficticio, tiene 24 años y ya no recibe ningún tipo de ayuda económica de la Junta de Comunidades de Castilla- La Mancha. Tan sólo cuenta con una Beca MECD de 1.500 euros.

Una familia acogedora

El presidente de la Asociación de Acogida Puente de Vida indica que el programa ha sido muy bien acogido por los responsables de los servicios sociales /Clara Manzano

Carlos Organero y su mujer, María Victoria Rodríguez-Bobada, pusieron en marcha el pasado mes de agosto la Asociación de Acogida Puente de Vida. Ellos son una familia acogedora de Daimiel, en trece años han acogido a seis niños además de tener en común dos hijos naturales más, que han querido poner en marcha esta asociación con el objetivo de promover la figura del acogimiento familiar en Ciudad Real, queriendo ser a su vez punto de encuentro entre las distintas familias acogedoras y las administraciones públicas implicadas. En la actualidad, ya forman parte de la asociación una decena de familias.

Cabe recordar que, según los datos hechos públicos el pasado mes de marzo por la Junta de Comunidades, en Castilla-La Mancha hay 1.049 menores tutelados por la administración regional de los que 448 están en acogimiento residencial: 111 en Albacete, 104 en Ciudad Real, 82 en Toledo, 81 en Guadalajara y 70 en Cuenca.

Por provincias respecto al total de tutelados, hay 271 menores en Albacete, 250 en Ciudad Real, 214 en Toledo, 158 en Guadalajara y 156 en Cuenca.

“Demasiados” niños tutelados en centros

Sobre estos datos, Carlos Organero comenta “son demasiados” los niños y niñas tutelados que viven en centros y no en familias de acogida, demasiados niños esperando un hogar que nunca llega porque, entre otros motivos, es necesario que se informe más sobre la acogida, convencido de que muchas personas se convertirían en familias de acogida si conocieran esta opción.

Más difusión

A su juicio es necesario dar más a conocer este recurso y crear más cultura del acogimiento, dando visibilidad a esta realidad. En este sentido añade que en la provincia de Ciudad Real son alrededor de cincuenta las familias de acogida de menores tutelados.

“Es verdad que a la mayoría de las familias lo que les preocupa es la finalización del período de acogimiento y nos dicen, ‘si está muy bien pero es que luego te lo quitan’. Y ese es el error: No te quitan nada porque desde el principio sabes que no es tuyo, aunque lo trates como si lo fuera durante el tiempo que está contigo porque estos niños se merecen todo el cariño y los cuidados, al tiempo que disfrutamos de ellos el tiempo que están con nosotros y de las muchas cosas que nos regalan. Y es una satisfacción saber que acaban con una familia que les quiere y protege”, insiste, al tiempo que reconoce que con la mayoría de los niños que han acogido siguen manteniendo contacto.

Qué es el acogimiento

En este sentido remarca en que el acogimiento “no es el hermano pequeño” de la adopción, aunque puede que el origen de menor en desamparo haya sido el mismo. Hay una diferencia básica que es necesario tener muy en cuenta, y es que el objetivo final del acogimiento es, en principio, facilitar el retorno del menor con su familia biológica aunque, a veces, la realidad hace inviable esta opción y acaban siendo adopciones encubiertas”, remarca Organero

Por último, tanto él como su mujer insisten en que uno de los objetivos de la asociación que han creado será fomentar la acogida familiar de niños tutelados, porque todos los menores tienen derecho a vivir en familia, y explican que en breve van a organizar un encuentro para todas las familias de acogida de la provincia de Ciudad Real para conocerse, intercambiar experiencias y tender, también, entre ellas, puentes de amistad.

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