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Joaquín Grave derrochó elegancia y sapiencia ganadera en la segunda jornada de Los Toros en la Cultura

El ganadero Joaquín Vasconcellos Sa Grave ofreció varias reflexiones de gran interés J.C.S.

La segunda jornada del ciclo Los Toros en la Cultura, organizado por el Ateneo Taurino Manchego en colaboración con el ayuntamiento de Ciudad Real y la Diputación Provincial, tuvo como protagonista en la tarde noche del miércoles al ganadero y veterinario Joaquín Manuel de Vasconcellos e Sá Grave, representante de la vacada portuguesa de Murteira Grave, uno de los hierros de mayor solera en el campo bravo luso.

Vasconcellos hizo un breve repaso por la historia de su ganadería, en manos actualmente de la tercera generación, comprando la finca en 1939 y creando la vacada 1944. Su debut en Madrid se produjo en la plaza de Vistalegre en 1963, y el titular que apareció en prensa sobre aquel festejo rezaba “Doce pitones sin piedad”.
Vivió su época dorada entre 1975 y 1990, lidiando en las plazas más importantes de España y Francia.
El actual ganadero se hizo con las riendas de la vacada en 2002 debido al declive físico de su padre, quien le instó a criar “su” toro, intentando conseguir aquel que ponga a todos de acuerdo. Humillar, repetir, embestir con transmisión -no pasar, sino embestir- son algunas de las características que este caballero portugués reclama para sus toros, asegurando que cree más en ganaderos que en ganaderías.
Con respecto a la actualidad de su explotación afirmó que la recuperación de su hierro se produjo hace aproximadamente diez años gracias a un trabajo lento y constante llevado a cabo a raíz del bajón que sufrió Murteira entre los años 90 y principios de este siglo, teniendo como máxima -entre otras- que aquello que no evoluciona se extingue.
Sa Grave aseguró que en su casa se otorga más importancia a los finales de faena de muleta tras diez minutos que al caballo, al igual que reconoció que el toro pide al ganadero la entrega que luego el ganadero le exigirá al toro, siendo la bravura, en realidad, una obra del hombre, porque el toro de lidia, como animal bovino, tiende a la huida por naturaleza.
Respecto al hábito actual de hacer correr a los toros, en su opinión, este ejercicio no aumenta su bravura, por descontado, pero sí permite al toro que tiene esa bravura el mostrarla. Además apuntó que quizás no fuera tan necesario hacer correr a los toros si saltaran a los ruedos con 60 kilos menos, que son los que, en opinión del ganadero, le sobran a la inmensa mayoría de los bureles lidiados en cualquier coso taurino hoy día.
El ganadero ofreció el curioso dato del número de toros de Murteira lidiados en Madrid hasta el momento, y que asciende a 338, y afirmó que no le preocupa si vuelve allí o no, aunque por supuesto que le gustaría, y de hecho es probable que así sea durante la próxima temporada.
Otras perlas de alcance que derramó Joaquín Vasconcellos e Sá Grave son que el toro de hoy día es el más bravo, desde luego más que el de los 90, y que el hecho de no matar al toro en la plaza, como ocurre en Portugal, supone una gran hipocresía.

Grave estuvo acompañado en la mesa por Antonio Espadas, presidente del Ateneo Taurino, y Rafael Zaldívar, crítico taurino de La Tribuna de Ciudad Real.

Al igual que ocurriera ayer en la visita de Curro Díaz, las paredes del museo López Villaseñor estuvieron engalanadas con obras pictóricas de temática taurina de Honorato del Hierro y José Luis Álvarez Prado, las cuales estarán expuestas durante toda esta semana en el museo ciudarrealeño.

Mañana tomarán la palabra el matador de toros Emilio de Justo, revelación de la temporada, y el apoderado y empresario de Tauroemoción Aberto García.

 

 

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