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Estar cargado

El ritmo de vida, la falta de expectativas y futuro junto al stress añadido, siguen siendo las preocupaciones estrella de casi todo el mundo. Desde el punto de vista descriptivo, la sintomatología viene a ser bastante molesta e incluso incapacitante incluso hasta para poder desarrollar la actividad diaria con normalidad. Normalmente se empieza por el típico dolor de cabeza y un dolor agudo que no se puede describir en un punto determinado del pecho. Lógicamente, si te sientes de esta forma, lo mejor es acudir al especialista o a tu médico de cabecera. La mayoría de las veces el diagnóstico es claro, el stress te ha producido un trastorno por ansiedad. Sin embargo hay personas que no entienden este problema y le dan una gran importancia a los síntomas que aparecen y desaparecen habitualmente. No entienden lo que les sucede y no saben cómo podrían afrontar esos momentos tan angustiantes. El problema no son los síntomas que padecen, sino la atribución que el propio interesado hace de ese momento que lo piensa de forma compulsiva. El tiempo siempre es el gran aliado a favor del paciente aunque no lo entienda. Es cierto que cuando pasa el tiempo, y la persona ha vencido el problema, lo mira desde un punto de vista mucho más objetivo. El pensamiento humano es un fenómeno constante que si reparamos en ello, se da en un continuo flujo del cual, en gran parte, no somos conscientes. Si somos conscientes de todo lo que pensamos, nos daremos cuenta que en su mayor parte es absurdo, y tal como aparece desaparece, si no le damos la más mínima importancia. Si intentamos controlar el pensamiento estamos perdidos y generalmente nos produce esta ansiedad tan molesta. Los problemas, que no son pensamientos, hay que afrontarlos, pero siempre desde un punto de vista objetivo y desde una perspectiva real. Es fundamental tomarnos las cosas de forma más tranquila y consultar con un profesional si es necesario. El ser humano tiene recursos suficientes para superar situaciones y no pensamientos a lo largo de su vida.

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