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Profesionalidad, coherencia y compromiso

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            En estos días de fallecimientos de notables, un hombre esencial en la vida de nuestro país, ha muerto como ha vivido, en la sencillez de su familia, en la austeridad y en el silencio.

 

            José Luis Sampedro era  economista y profesor de economistas, hombre que creía que esa disciplina debía estar al servicio de la sociedad y alertaba de la forma en que se había puesto al servicio del poder. Un escritor infatigable, lleno de sensibilidad y afán constructivo que deja una inmensa obra. Hombre de un conocimiento profundo de los temas de los que opinaba y por eso más molesto y más incómodo. Porque sus estudios, sus investigaciones sus enseñanzas y publicaciones tienen la categoría del profesor que conoce, que investiga, que duda de las cosas y que acaba queriendo trasmitir lo que ha aprendido a lo largo de los años. El premio de la Letras de 2011 confirmaba oficialmente, un poco a regañadientes, los valores de sus aportaciones a la sociedad y el reconocimiento a sus ideas y sus planteamientos.

            Un trabajador incansable y buscador de mejores cosas. A los 16 años ya era funcionario de Aduanas por oposición y dicen que escribía  en el reverso de los partes. Luego estudió Económicas   y empezó su trabajo docente. Publicaciones, responsabilidades internacionales, el exilio, aunque él decía que no era él el exiliado, España se había exiliado de nosotros.

 

            Un hombre en el que su vida es plenamente coherente con sus pensamientos, con sus reflexiones. Un hombre de vida austera y sencilla y que por eso amaba la vida y disfrutaba con el hecho de vivir. “Esto es la vida. Animaos todos. Porque se puede llegar a los 94 años y más, siendo feliz. Aunque uno se levante y se tenga que poner la boca, los ojos y los oídos. Se puede ser feliz a pesar de los jefes y de que muchas de las cosas que nos rodean nos parezcan impedimentos. Por nosotros mismos. Tenéis una vida. Cada uno la suya. ¡Aprovechadla!”. La vida y sus pensamientos de forma coherente, la forma de trabajar de asumir responsabilidades de mantener sus principios es algo esencial en estos tiempos donde casi todo vale para conseguir rentabilidades económicas o sociales.

 

            Y un hombre comprometido desde siempre con sus ideas que ha expuesto, que ha escrito y defendido en sus escritos, en foros académicos y sociales. Sabiendo que eso no gustaba al poder económico y político pero asumiendo sus responsabilidades con la comunidad. Porque sus planteamientos teóricos no eran reflexiones puramente académicas, eran las reflexiones que se implican en la vida de las personas, que tienen consecuencias para todos. Y por eso sus escritos, sus palabras seguirán vivas en la memoria de la comunidad. Manteniendo la alegría que nos pedía para mantener la ilusión de luchar por la justicia y la igualdad entre todos. Con la alegría de lo cotidiano, del mar, de su amor por el otoño, de sus canciones. En estos tiempos, la muerte de hombres sabios, coherentes y comprometidos es una pérdida esencial para nuestra sociedad.

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