Savia nueva para la literatura de Tomelloso

La feria ya ha pasado. A diferencia de lo que ocurre otros años, el calor sigue. Este verano que llegó tardío se ha hecho fuerte y aguanta el tipo, como si nada. He quedado con los tres ganadores de los premios locales de la Fiesta de las Letras. En el Café de la Glorieta, el local tiene un aspecto muy literario con las mesas de mármol (como el de Doña Rosa) y música de jazz sonando.

Carmen Pilar Redondo ganó el Premio Local de Poesía Ángel López Martínez, “Con los pies descalzos” se llama la obra premiada. Gerardo Vázquez y Alberto Lara obtuvieron es aequo el Premio Local de Narraciones Félix Grande, con “El péndulo” el primero y el segundo con “Rosa María”. Otro tomellosero, Antonio Bolós, gano el Certamen Artículo Periodístico Juan Torres Grueso con “Tener y no tener. Lisboa, Praga, Tomelloso”.

Los tres son insultantemente jóvenes. Gerardo es profesor de Geografía e Historia en la ESO; Carmen Pilar va a hacer cuarto de Arquitectura y Diseño en Madrid y Alberto comienza Filología Hispánica en Ciudad Real.  Gerardo tiene experiencia en la Fiesta de las Letras, ganó  en 2014 el Félix Grande con “El muelle”

Escribiendo no tienes vergüenza

Carmen Pilar es la que más prisa tiene, a las 6 de la tarde tiene que coger un autobús rumbo a Madrid. Para ella el premio fue una sorpresa «es el primer concurso al que me presento y lo he hice un poco de chiripa. Me llegaron las bases y decidí probar». Lleva escribiendo desde los quince años y desde febrero tiene un blog y comparte sus poemas en  las redes sociales «solo sabían que escribía mis amigos más íntimos, ni mi familia estaba enterada, con lo cual ha sido mayor la sorpresa».

Gerardo Vázquez señala que «como la escritura es algo tan íntimo y privado cuando se enteran tus allegados te dicen “¿Pero tú escribes?”». Una circunstancia que Alberto también ha vivido. La creación literaria es un muy personal, secreta algunas veces. El escritor bisoño suele ser muy pudoroso y solo empieza a mostrar su obra cuando cree (o le dicen) que tiene la suficiente calidad. «Al principio lo tienes un poco en secreto —dice Alberto—, da un poco pudor compartir tus pensamientos, te da un poco de apuro que los demás sepan lo que sientes».  Gerardo tercia con una frase brillante, «escribiendo no tienes vergüenza».

Carmen PilarREdondo recibiendo su premio
Carmen Pilar Redondo recibiendo su premio

Es más fácil escribir que hablar

En este punto nos ponemos a hablar sobre como ha llegado cada uno de ellos a la escritura. En el caso de Alberto fue «gracias a las profesoras de Lengua que he tenido. Pilar Valentín, sobre todo. Sus clases eran muy inspiradoras y nos hacía de escribir. A partir de ahí, empecé a interesarme por la Literatura y la Lengua. Después, en Bachillerato, estuve con Laura y Tatiana que también siguieron motivándome».

Carmen Pilar, por su parte, comenzó a escribir («a pesar de que sea muy tópico») por necesidad. «Necesitaba sacar lo que sentía, lo que llevaba dentro, como yo no he sido nunca de hablar mucho, la única forma de hacerlo es escribiendo, y me resultaba muy fácil hacerlo. Pero nunca pensaba que iba a escribir poesía, lo veía muy difícil». Fue en el instituto, explica, también con Pilar Valentín y con los recitales del Primaverairén «me empezó a picar el gusanillo de la poesía. Fue al conocer a muchos de los autores jóvenes como Marwan, Defreds o Elvira Sastre y esa escritura fácil que hacen, que te llega, lo que me animó a escribir poesía».

Gerardo Vázquez, que es el más veterano en las lides literarias, cree que  «las personas que somos un poco introvertidas y tenemos más sensibilidad, tendemos a realizar alguna forma de expresión artística. Puede ser la pintura, la escritura, la música, la fotografía… Creo que es algo natural. Y fue por eso por lo que empecé a escribir. Necesito expresar lo que siento y escribiendo es la mejor manera en la que sé hacerlo». Y es que, los textos de Gerardo, son ficción «pero tienen mucho de verdad. Una verdad que retuerzo, estiro o cambio. Escribiendo me puedo enamorar, desenamorar, matar a alguien, me pueden matar a mí… Eso me encanta».

La conversación avanza y la única que nos ha contado lo que ha sentido recibiendo un premio en la Fiesta de la Letras ha sido Carmen Pilar. Preguntamos a Alberto por los escritores en los que se fija «sobre todo en los clásicos. No sé si es porque estoy estudiando Filología y Literatura y veo a esos autores, pero los clásicos son lo que más me gustan».  El relato con el que ha ganado, “Rosa María”, recuerda a Unamuno «el tema existencial del vasco es apasionante. También el surrealismo, James Joyce, el “Ulises”…» novela que está leyendo y «que está muy bien».

Gerardo es «muy lector. Como referencia no tengo ningún autor, en general. Me gustan también los clásicos y, sobre todo, lo que me llegue. Especialmente todo lo que trate las pasiones humanas. Dostoievski es uno de mis favoritos, “Los hermanos Karamazov” es, sin duda, uno de mis libros preferidos. Acabo de leer a una autora argentina, Samanta Schweblin, tiene un libro de relatos que se llama “Siete casas vacías”. No hay ni una metáfora en todo el libro, está escrito con un estilo descarnado que te crea una sensación de desasosiego».

Gerardo Vázquez recoge su galardón

Las obras premiadas

Nos interesa saber si los narradores escriben poesía y la poeta prosa. Alberto empezó con los versos «pero luego lo dejé porque me daba la sensación de que no me permitía explayarme». A Gerardo le pasó lo mismo «soy muy incontinente». Carmen Pilar, por su parte,  empezó escribiendo prosa, nos cuenta. En este momento de la conversación convenimos que los tres han pasado por el Instituto Airén de Tomelloso, hasta Gerardo recibió allí clase cuando lo abrieron.

Con su poema “Con los pies descalzos”, Carmen Pilar Rodrigo ha querido expresar «la importancia que tiene para mí que el acercamiento personal sea despacio, con tranquilidad, con mucha sensibilidad y tacto. No sabes lo que te puedes encontrar, entonces, para eliminar los prejuicios, te tienes que acercar despacio. A las personas tímidas si no les dan confianza, se cierran»

Con “Rosa María”, Alberto Lara, ha querido plasmar «ese desasosiego existencial que Unamuno ya planteaba en “Niebla”. El protagonista, después de pasar por un montón de penas, decide rebelarse contra su autor que es el que le hace pasar todo eso. Quería jugar con esa realidad que continuamente se puede transformar. El personaje forma parte de la realidad y el autor de la ficción. Le di al protagonista la capacidad de saber que él era un personaje». 

“El péndulo”, de Gerardo Vázquez, «forma parte de una serie de estampas y recuerdos. A partir de lo que me han contado familiares y amigos hice como una especie de biografía, dividida en cuatro partes. El fragmento que envié a la Fiesta de las Letras es un recuerdo infantil. Habla de algo que hemos vivido muchas personas de Tomelloso, el hecho de que tu padre se vaya a trabajar toda la semana fuera. Prácticamente no conoces a tu padre, ni tu padre a ti. Tú tienes el deseo de irte a la ciudad, pero Madrid te da miedo, yo me he criado en la eras y allí, en la urbe, eres un paleto. El desarraigo es el centro del relato».

El dilema de la edición

Carmen y Gerardo tienen un blog, eso nos permite hablar de las distintas posibilidades de publicación que ofrecen las redes sociales. Alberto, por el contrario, no comparte su obra en internet «no produzco mucho, me gusta darle muchas vueltas a un relato, reescribirlo». Cuenta que da a conocer su obra a través de los concursos como el de la Fiesta de las Letras.

Los tres se plantean editar sus trabajos. Carmen Pilar lo ve difícil, «hay muchas editoriales y mucha gente publicando». Gerardo plantea que «no hay que hacerlo con el primero que llegue, hay que analizar todos los aspectos». Les planteo que la autoedición ha cambiado el paradigma, es el propio autor el que controla todo.  Las dudas sobre la calidad de su obra —les trasmito— han quedado disipadas desde el momento en que han sido premiados en una convocatoria en la que han participado decenas de autores. «Pero luego es como un grano de arena en una playa» —apostilla Gerardo—  el profesor quedó segundo en un concurso de novela corta el pasado año en Sevilla. «La publicaron, me dieron un montón de libros y los regalé. Cuando se acabó la puse en Amazon… y está ahí muerta de risa». Ninguno de los tres está dispuesto a ponerse «en plan comercial» para defender sus futuros libros.

¿Se sienten bichos raros?

Me interesa saber si en su epopeya literaria se han sentido, os sus compañeros y amigos les han hecho sentirse, bichos raros. «Sí», responde tajante Carmen Pilar, «aprovechaba los ratos libres del instituto para escribir las ideas que tenía. Me veían mis amigas y me cuestionaban, “¿qué haces?”. Esto te hace sentirte cohibida y optas por hacerlo en casa». Alberto, por el contrario, cree que «hay que normalizar el hecho de escribir. Todos deberíamos hacerlo ya que todo el mundo tiene algo que contar».  Para Gerardo Vázquez  «hemos convertido a la escritura en algo solitario. Todos los escritores famosos son outsiders, creo que como dice Alberto, hay que normalizarlo. En mi época, los de la Escuela de Arte éramos marcianos. Ahora que soy profesor y estoy al otro lado de la trinchera veo a los chicos más integrados».

Y llegamos a la pregunta tópica, el escritor, ¿nace o se hace? Los tres coinciden en que aunque se pueda aprender a lo largo de la vida la técnica literaria, «la sensibilidad la tienes que tener». No existe «el gen del escritor», pero «además de trabajar y tener interés por lo que haces, hay personas que están dotadas de una sensibilidad especial».

Alberto lara recibiendo su premio

El fenómeno literario de Tomelloso

Necesariamente hay que hablar del fenómeno literario en Tomelloso, para Vázquez se debe a que «siempre hay un pionero que abre el camino, en este caso García Pavón, que fue el catalizador. Si Eladio Cabañero, albañil, o Félix Grande, pastor, no hubiesen encontrado a Pavón tal vez no serían nada. Eso nos anima a los demás, “si ellos pudieron, ¿por qué yo no?”». La capacidad de trabajo de los tomelloseros es, para Alberto Lara, el secreto de ese fenómeno «eso te labra una sensibilidad que te hacer ver las cosas de otra manera, te fortalece el carácter». Además de estar a favor de la opinión de sus compañeros, Carmen apostilla que «en Tomelloso se apoyan mucho las artes, no solo la escritura. Por otra parte, los que son buenos, siguen teniendo contacto con el pueblo y siguen apoyando a gente de aquí. Dionisio Cañas, por ejemplo que vuelve a Tomelloso». Y, por supuesto la Fiesta de las Letras, ha sido lo que ha mantenido el fuego que encendió García Pavón, una circunstancia en la que están los tres de acuerdo.

En cuanto a sus proyectos, Carmen Pilar sigue escribiendo y además se ha unido a un grupo de escritores, “Letras y poesía”. Alberto escribe a diario, a su ritmo, plasmando sus inquietudes, sobre todo, en relatos cortos. Gerardo tampoco para, además de “Domicilio desconocido”, la novela corta premiada en Sevilla, ha escrito otras tres novelas cortas y muchos relatos. Tiene en marcha un proyecto más ambicioso, una novela, en el que se ha embarcado recientemente.

Hay que ir acabando, Carmen Pilar tiene que llegar a la Estación de Autobuses y les pregunto, a bocajarro por lo que es, para ellos la literatura.  Gerardo —no en vano es el profesor de la trinca y hace notar su espíritu didáctico— se lanza «es algo profundo del alma humana. Es algo creativo, intrínseco al ser humano, algo atávico que lleva con nosotros desde el alba de los tiempos». Alberto también se atreve a definir la literatura «para mí es llevar la realidad a las palabras. La literatura permite poder trasformar la realidad en un montón de cosas». Para acabar, convenimos que con la literatura somos capaces de cambiar la realidad «o al menos escapar de ella».

Nos despedimos y cada mochuelo a su olivo. De regreso pienso que con persona como las que acabo de estar es muy difícil que se acabe la literatura en Tomelloso.

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