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La privación madrileña de Juan Ortega

Juan Ortega durante un tentadero Foto Julio C. Sanchez

En la noche del miércoles se hicieron públicos los carteles que componen el serial de San Isidro -Presentada una Feria de San Isidro con importantes novedades – Lanza Digital-, el evento de mayor relevancia del orbe taurino. Y, como casi siempre, las opiniones suscitadas en cuanto a su composición oscilan, cuan péndulo, entre el elogio, la crítica y la complacencia.

Lo indudable es que las combinaciones presentadas obedecen a un complejo -y simple a la vez- entramado taurino en el que una élite empresarial maneja el 80 por ciento de lo que se cuece en todos los ruedos patrios. Una élite que, a su vez, está supeditada parcialmente a los intereses que puedan tener sus socios estratégicos y/o coyunturales.

Esta última circunstancia ha posibilitado que varios toreros mexicanos, cuya inclusión en los carteles no estaba prevista, hayan visto sus nombres finalmente incluidos en el abono madrileño.

La explicación ofrecida por Simón Casas -una de las patas que compone la empresa Plaza1, gestora de la plaza de Las Ventas- es que debemos apoyar la vapuleada Tauromaquia francesa. Y lleva razón.

La cara b del argumento esgrimido es que, para meter con calzador a varios toreros aztecas que llevan años sin sumar méritos por España, se han quedado fuera otros que esperaban tener cabida isidril, entre los que podemos citar a Manuel Escribano, Antonio Ferrera o Javier Cortés.

El caso que más destaca es el perpetrado contra Juan Ortega, y que afecta directamente tanto al propio diestro sevillano como a la afición madrileña, que se va a quedar sin ver al torero que, a día de hoy -y en opinión del abajo firmante- mejor torea. Dejemos a un lado a Morante, que va por otros derroteros no distantes pero sí distintos.

Ortega es un torero especial. De los que decía Paula de las bolitas, y verlo torear con capote y muleta en día de conjunción supone una experiencia cercana al misticismo taurino.

En Ciudad Real bien lo pudimos sentir en la alternativa de Carlos Aranda el año pasado en Manzanares, y los propios madrileños pudieron atisbarlo también en un soberbio inicio de faena en la Feria de Otoño.

Y lo curioso -o quizás sea consecuencia lógica- es que Ortega era apoderado el año pasado por el propio Simón Casas.

Este invierno el sevillano cambió de aires y se cobijó al lado de otra rara avis como es el empresario José María Garzón, quien dirigiera los designios de la plaza de toros de Ciudad Real en 2008.

Interesante pareja ésta. Aunque no se lo van a poner fácil. Los dos son muy buenos en lo suyo, y eso, en ocasiones, no se perdona.

Tocará seguir remando. Y a nosotros continuar aguantando a El Fandi un año más. Y ya van unos cuantos.

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