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No todo es beber en el vermú: “¡Ni te figuras la cantidad de comida que se consume!”

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El éxito de los ‘mahouñaneos’ ha cambiado la hora punta del baile del vermú de la feria de Ciudad Real (las tres, pasadas), pero no le ha quitado el trono a la actividad que más de veinte años después sigue siendo la estrella de la feria.

Y que nadie se confunda, no todo es beber en el vermú: “Se come mucho, ¡ni te figuras la cantidad de comida que se consume!”, comenta Francisco Martín, responsable de la tercera barra del baile del vermú de este año que comparten los locales El Salaíto y la Casa de los Molletes.

El pero es los alimentos que se desperdician, “de una a seis no paramos de servir tapas y es una pena porque se desperdicia mucha comida algo que conforme están los tiempos no es nada bueno”, se lamenta este veterano hostelero con barra en el vermú desde hace dos años.

En su barra el trabajo comienza muy temprano. “Yo empiezo a las ocho de la mañana, El Portalón y El Ventero tienen su local aquí, nosotros no, lo que nos obliga a esforzarnos más. Nuestro local es pequeñito, tenemos que madrugar mucho, pero gracias al maravilloso equipo que tengo todo sale”.

Fideua, migas y paella

El Salaíto también opta por tapas contundentes, clásicas y reponedoras: fideua, paella, migas, gambas, albóndigas, magro, patatas bravas, chorizo, panceta, huevos con bechamel y san jacobos.

Lo bueno del trabajo del vermú es que, aunque parezca mentira, los camareros y el personal de cocina disfrutan. Al menos es lo que dice Martín, “aquí estás trabajando y estás disfrutando, el ambiente te hace vibrar a ti”, sentencia.

¿Y cuál cree Francisco Martín que es el éxito del vermú?, “su clasicismo”, responde, “las novedades están bien, pero la gente lo que busca es la clásica veberna de pueblo de toda la vida, esas cosas nunca fallan”.

En cuanto a mejoras para el futuro cree que siempre las hay, “yo pienso que quienes organizan la feria deben pensar en la que gente que nos sacrificamos por esto”.

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