Detrás de las mujeres que han convertido a Manos Unidas en una “vocación”

La primera campaña contra el hambre en el tercer mundo sorprendió a las gentes de La Mancha en una España pobre y desgastada por la Guerra Civil y los primeros años del Franquismo. Sesenta años después la razón de la solidaridad no ha cambiado y tampoco la sensación de caminar a contracorriente, ahora por pertenecer a una organización de la Iglesia Católica en una sociedad cada vez más secularizada.

Capitaneada por veteranas como Isabel Enrique y gente nueva que siempre ha estado ligada a la parroquia como María Pilar Valcárcel, la delegación de Manos Unidas en Manzanares es una de las más antiguas de toda la provincia de Ciudad Real. Un teléfono y un coche para recoger sobres y carteles de la dirección provincial eran sus herramientas de trabajo a principios de los 60.

Joaquín Chocano, un párroco originario de Daimiel, fue el que encomendó a mujeres de Acción Católica Española que buscaran unas cuantas amigas e hicieran un grupo en respuesta al llamamiento que hizo a nivel internacional contra el hambre la FAO a finales de los años 50. Algunas estuvieron quince, veinte o veinticinco años, y otras como Isabel o Pilar Rodríguez han estado activas durante toda su vida.

Con 4 hijos y 8 nietos, Isabel ha convertido su implicación en Manos Unidas en una “vocación”, la que siente a la hora de ayudar a los demás y concienciar al resto sobre la situación que sufren las personas más desfavorecidas. “Como dice el Papa Francisco, cuando salgo a la calle, si veo una reja de una ventana abierta, entro, porque algo quedará”, expresa esta mujer de 83 años. Su objetivo es “poder ayudar y llevar a Dios a todo el mundo”.

La primera rifa fue una “minipimer” y recaudaron 6.000 pesetas

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Isabel Enrique, en el centro, una de las impulsoras de Manos Unidas en Manzanares, durante una actividad en el Gran Teatro / N. V. (archivo)

La mayoría tenían veintitantos años y muchas de ellas, como Isabel, acumulaban ya años de experiencia en la parroquia. “Nací en el año 1936, a los nueve hice la comunión y a los trece ya daba catequesis a gente de mi edad”, confiesa Isabel Enrique, que todavía se resiste a no acudir los martes a la parroquia de la Virgen de Altagracia para asistir a la reunión quincenal.

Seis mil pesetas recaudaron las mujeres de Manos Unidas “hace por lo menos 50 años” en su primera rifa en solidaridad con la población del hemisferio sur. Eran los años del boom de los electrodomésticos, cuando las familias empezaron a incorporar lavadoras y lavavajillas a sus cocinas, e Isabel recuerda que fue a comprar una “minipimer” –una batidora- para rifar en los salones de la iglesia y fue un auténtico éxito.

La primera campaña contra el hambre entregó en Roma, según señala la organización, “3.000 euros para un proyecto en India con motivo del año del refugiado”. Bajo la denominación de Manos Unidas desde 1978, la campaña contra el hambre alcanzó en 2007 “la mayor recaudación de la historia”: 62 millones de euros. El 87,4% de sus fondos procede del sector privado y el resto del público.

El “relevo” en la organización

María Pilar Valcárcel habla de las razones que la llevaron a pertenecer a Manos Unidas / N. V.

Dieciséis personas forman parte hoy de la delegación de esta ong española y seglar. Mujeres, profesoras y madres de familia, son las que aún llevan las riendas, y aunque hoy la mayoría rozan la cincuentena, todavía predominan perfiles con amplia trayectoria en el ámbito parroquial. María Pilar Valcárcel y José María Chacón, el único hombre, son dos de las personas que respondieron a la llamada de la organización ante la necesidad de voluntarios en septiembre. También pertenece el párroco Benito Huertas, como consiliario.

Pese a la solidaridad y bondad de las personas agnósticas y ateas, Isabel dice que la “constancia” en estas acciones “te las da el Espíritu de Dios” y a eso responden los voluntarios que forman parte del “relevo” en Manos Unidas. María Pilar forma parte del Consejo Pastoral, da catequesis y hasta ha barrido la iglesia. José María, con enfermedad de Crohn, le prometió a la Virgen de Fátima que, si le curaba “la cabeza, el corazón y la tripa”, serviría a la Iglesia, y así ha sido.

Al escuchar estas motivaciones, que a lo largo de los sesenta años han sido siempre las mismas, pese a que en este mundo cambiante el catolicismo cada vez tiene menos incidencia social, es imposible no pensar que avanzan contracorriente. En la marabunta actual de organizaciones no gubernamentales que impulsan proyectos de desarrollo en el Tercer Mundo, los voluntarios de Manos Unidas se defienden “con ilusión y trabajo”.

Ahora tienen perfil de Facebook, se comunican por Whatsapp, y entre un crucifijo, una foto del Papa Juan Pablo II y un cuadro de la ermita de la Virgen de la Paz, hay una fotocopiadora. Eso sí, los voluntarios, que reconocen sentir “satisfacción personal y motivación para rezar” desde que pertenecen a Manos Unidas,  confiesan que “pese a las mayores posibilidades de difusión, hoy en día conseguir respuestas es más difícil”, porque antes “la Iglesia llegaba a todos los sitios”.

Las colectas de todas las parroquias servirán para financiar pupitres en Madagascar

José María Chacón y Pilar María Valcárcel explican el proyecto de mejora educativa en Madagascar / N. V.

El año pasado, las dos parroquias de Manzanares consiguieron recaudar 3.904 euros para la campaña contra el hambre. Las colectas programadas para el fin de semana a beneficio de Manos Unidas servirán a las parroquias del Arciprestazgo Mancha Sur para financiar un proyecto de mejora de instalaciones educativas en Madagascar.

Así pues, José María indica que “el proyecto beneficiará directamente a 330 personas y de forma indirecta a 1.650” en Marovoay, una localidad situada en el oeste de Madagascar. Con un presupuesto de 65.000 euros, incluye la construcción de 10 letrinas y 8 aulas, con 200 pupitres, 8 mesas y 16 sillas.

Para ello, el próximo 15 de febrero, también organizarán una gala en el Gran Teatro, que contará con la representación del musical ‘Singing América’ por el Coro Femenino de Tomelloso y el ensamble CJT. Las entradas tienen un donativo de ocho euros. Al finalizar, rifarán un cuadro donado por Manuel Serrano del Amo.

Los eslóganes cambian, pero no el objetivo

El lema de la sesenta y una campaña contra el hambre de Manos Unidas es ‘Quién más sufre el maltrato al planeta no eres tú’. El sentido de los proyectos de desarrollo ha cambiado y la lucha contra los efectos del cambio climático en África Subsahariana, Asia y América Latina, cada vez está más presente.

Los voluntarios dicen que “en España hay muchas necesidades”, pero cómo comparar la situación de “personas que ni tienen acceso al agua potable o a la educación”. Dispuesta a llevar las entradas de la gala como desde hace décadas a los vecinos de Manzanares, Isabel Enrique insiste en que hoy en el planeta “todavía hay personas que se mueren de hambre” y insiste en la importancia de desarrollar “una sensibilidad especial” hacia el tercer mundo.

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