Los menores se ponen en el lugar de las personas con discapacidad en un circuito de obstáculos

El colegio Altagracia de Manzanares fue el centro piloto en el que el Ayuntamiento de Manzanares organizó un circuito de obstáculos con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Junto a la Fundación Social ONCE y Cruz Roja Española, hicieron que los niños y niñas de quinto de Primaria recorrieran un circuito en el que tuvieron que ponerse en el lugar de las personas con discapacidad.

La concejala de Servicios Sociales, Prado Zúñiga, señaló que el objetivo es “sensibilizar sobre la importancia que tiene eliminar barreras arquitectónicas, y que entre todos y todas mantengamos un entorno accesible”. En este sentido, recordó que no se suele dar importancia a aparcar mal un coche en una acera u obstaculizando un paso rebajado, “y estamos aprendiendo y concienciado desde los diez años a los niños y niñas a que no debe hacerse”.

La edil manzanareña, que también se puso en los zapatos de una persona con déficit visual, agradeció a Cruz Roja y la Fundación ONCE su participación en esta actividad pionera, que podrá realizarse en un futuro en más centros educativos, e incluso en el centro de la localidad.

El circuito

circuito accesibilidad manzanares 1
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A través de Cruz Roja Juventud se instaló en el patio del colegio un circuito de tres zonas en las que evitar obstáculos con sillas de ruedas, andadores o muletas. Neus Simón, técnica de Cruz Roja, enfatizó que “hay que sensibilizar porque no sólo afecta a quien es minusválido o minusválida, sino que en un momento de tu vida tienes que ir con muletas o en silla de ruedas, y te ves en esa problemática, y no sabes la cantidad de obstáculos que te encuentras”. A este grupo de personas, también se le añadiría quienes se desplazan con sillas de bebé, andadores, o personas con movilidad reducida en general.

Cruz Roja, además, también creó una zona de pintura en la que no han podido utilizar las manos, “hay incluso quien se ha atrevido a pintar con los pies”. Además de divertirse, los más jóvenes captaron el mensaje, “y están aprendiendo que hay cosas que podemos mejorar entre todos, y que si hay una persona con un problema físico que necesita un poco más de tiempo, debemos tener paciencia y esperar nuestro turno. Lo importante es respetar”.

Miguel Crespo, invidente, aseguró que aunque un técnico en rehabilitación les enseña a manejar el bastón y moverse con agilidad, “hay dos cosas que los bastones no son capaces de detectar: la altura, como muchos toldos de tiendas que invaden las aceras y nos podemos dar; y los residuos de mascotas”. Del mismo modo, aseguró que el bastón “supone nuestros ojos”, y por ello rogaba a la población a que mantengan el entorno limpio y accesible.

Manolo Peinado, de la Fundación ONCE, detalló que su parte del circuito simula con papeleras o bancos una calle cualquiera en la que habría un coche mal aparcado y diversos obstáculos; con un antifaz y un bastón, el alumnado de quinto de primaria ha tenido que caminar, tarea difícil para quienes andaban sin visión por primera vez. “Consideramos que con charlas y actividades les estamos trasmitiendo que también les hagan ver a sus padres que cuando aparquen mal o cuando dejen cualquier cosa en la acera que pueda entorpecer digan «no mamá, no papá que viene una persona ciega y no va a poder pasar»”.

Al concluir el circuito, lo niños y niñas coincidían en que “es muy difícil” moverse en silla de ruedas o a ciegas.

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