Pólvora y devoción, protagonistas en Las Paces de Villarta de San Juan

Apenas ha salido el primer rayo de luz en la localidad ciudarrealeña de Villarta de San Juan y los estruendos de los cohetes comienzan a despertar a sus vecinos, anunciando el día grande de la localidad, la celebración de la Virgen de la Paz.

Como cada 24 de enero, los coheteros miran al cielo y comprueban hacia donde sopla el viento, que este año no ha soplado muy fuerte y permitían tirar “a gusto” los proyectiles pirotécnicos que marcaban el cielo, según aseguraban los miembros de las 25 peñas coheteras que hay en la localidad.

La fiesta de Las Paces, declarada de Interés Turístico Regional en el año 1994, es la “fiesta grande” de la localidad y donde los villarteros expresan su devoción hacia la Virgen de la Paz a través del fuego y el ruido de los cerca de 200.000 cohetes que se lanzan al cielo en este día en señal de fe y agradecimiento hacia la patrona.

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La banda de música abriendo paso a la Virgen de la Paz / J.Jurado

Según se va acercando el mediodía, los vecinos de la localidad comienzan a llegar a los alrededores de la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz, donde se celebra la misa en honor a la patrona de la localidad y a la una de la tarde saldrá en procesión por sus calles al son de la banda de música municipal y del estruendo de los cohetes.

Los vítores hacia la virgen y los llantos de emoción al verla salir por la puerta de la iglesia, portada a hombros por sus vecinos más devotos, dejaban patente el fervor que siente Villarta de San Juan hacia su patrona.

Alrededor de 200.000 proyectiles pirotécnicos se han lanzado por las peñas coheteras / J.Jurado

A la una en punto de la tarde la virgen comienza a recorrer el pueblo, mientras que las 25 peñas coheteras de la localidad abren paso a la imagen de la Virgen de la Paz entre los centenares de personas que se agolpan en las aceras del recorrido procesional.

Los coheteros de Villarta de San Juan / J.Jurado

A las tres y cuarto de la tarde el paso de la virgen llegaba a la Iglesia de San Juan Bautista, conocida entre los vecinos de la localidad como ‘la iglesia vieja’. Desde allí, se presionaba el botón que daba comienzo a la ‘Operación 2.000’.

El río Cigüela, o Gigüela para los vecinos de Villarta, es el testigo de la ‘Operación 2.000’, una batería formada por dos mil docenas de cohetes (24.000) que han ardido en apenas tres minutos entre la alegría de los vecinos y visitantes.

La Virgen de la Paz ante la operación 2.000 / J.Jurado

Tras el estruendo asolador de los 24.000 cohetes, la virgen se ha dirigido hacia su iglesia, donde descansará hasta el próximo año. Pero antes, los vecinos han pujado por ser el próximo año quienes paseen a su patrona a hombros por las calles de la localidad.

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