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Marcas de agua

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LA UVA Y LAS MARCAS DE AGUA.

                En estos tiempos de vendimia busco nuevas referencias de la presencia del vino y de la uva. En los documentos gráficos del siglo XVI que se conservan en la Biblioteca Nacional hay una serie de papeles con marcas de agua. Pequeñas formas que se incluían en las prensas para la fabricación del papel de manera que, de forma muy discreta, aparecían en el papel blanco. Unas formas que se hacen visibles al trasluz con dibujos que quieren hacer referencia al propietario de ese papel. Se quiere identificar así cada hoja del fabricante como hacía modernamente alguna marca conocida.

                Y entre esas marcas de agua, cuatro son de racimos de uva. Un elemento que el fabricante del papel considera valioso y referente de su territorio, de sus propiedades o de sus intereses. Son marcas de agua de finales del siglo XVI que con diferentes grafismos representan un racimo y unas iniciales que pueden referirse al propietario de la fábrica de papel. Porque la uva ha sido elemento importante a lo largo de los siglos en culturas mediterráneas de diferentes países, porque es la base de la obtención de un producto preciado como es el vino. Un producto valorado como alimentación, como bebida que está presente en las celebraciones comunes y en la actividad diaria de muchas poblaciones.

                Ahora en tiempo de vendimia se discute sobre los precios de la uva. Hay muchas bodegas que tienen sus viñedos, cooperativas que elaboran y comercializan sus vinos, pero hay muchos agricultores que dependen de las grandes bodegas que compran su producción. Agricultores que han cultivado sus vides durante el año, que han trabajado y mantenido sus campos para llegar a este momento de la recogida y de la entrega de su trabajo.

                El vino se ha ido valorando con el paso de los años y con la calidad que se va introduciendo en numerosas bodegas día a día. Y eso ha hecho que su precio en el mercado nacional o internacional hay ido subiendo de forma significativa. Es verdad que seguimos exportando a precios ridículos, especialmente cuando lo hacemos a granel. Pero el producto final ha ido aumentando de forma exponencial en su precio final. Y los agricultores quieren que ello se refleje en el precio de su producción que no puede ser menor que el coste que tiene para ellos su trabajo. Reivindicación justa que debería ser tenida en cuenta porque la elaboración, el proceso, la comercialización son muy importantes. Pro hace falta una materia prima de calidad una materia capaz de ser referencia de esas marcas de agua ya en el siglo XVI.

 DIEGO PERIS SÁNCHEZ.

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