La campaña de vendimia de 2021 en Ciudad Real encara los últimos días con la corta de la uva airén, la variedad blanca tradicional del territorio manchego, que está registrando una calidad “superior”.
Se trata de una recolección iniciada en la provincia a mediados de agosto con la recogida mecanizada de las blancas tempranillas chardonnay, verdejo o sauvignon blanc, y de las tintas merlot, macabeo y cencibel desde primeros de septiembre.
Sobre el terreno, los agricultores confirman la disminución media de la producción, prevista en más del 25%, aunque hay zonas tremendamente afectadas por las DANAs de finales de agosto y primeros de septiembre. La temporada podría cerrarse en 22 millones de hectolitros a nivel regional, según la Consejería de Agricultura -cerca del 50% en Ciudad Real-, aunque habrá que esperar a mediados de octubre hasta anotar el aforo total.
En la actualidad, las cuadrillas que atomizan las viñas provinciales en las jornadas del ‘veranillo de San Miguel’ están agilizando los trabajos para mantener el “buen” rendimiento y prevenir ser víctimas “de podredumbre y pérdida de fruto” por fenómenos tormentosos.
Falta de mano de obra
Es el caso del productor fernanduco Juan Aparicio Honrado, propietario de varios plantíos y un total de 70.000 cepas, 20.000 de ellas en espaldera. Aparicio, de 76 años y miembro de una familia de tradición agrícola, destaca la buena recolección de uva de este año, aunque se queja de la falta de mano de obra y de unas políticas laborales, a su juicio, inoportunas.
En plena vendimia en sus fincas, junto a ocho trabajadores (cuatro espuertas, aunque debería tener como mínimo 12, asegura), el veterano productor apela a “todos los políticos en general” para “que cuando haya recolecciones no saquen planes de empleo”, y los titulares agrícolas puedan contar con trabajadores suficientes.
Es un fenómeno que arrastran desde hace varios años, y que les obliga a contar mayoritariamente con temporeros extranjeros. En su caso está haciendo que “quite el vaso y ponga más espalderas”, con el fin de asegurar la recogida puntual a través de la mecanización.
En concreto, sus previsiones son plantar 7.000 cepas emparradas de tinto tempranillo y cencibel, tras arrancar otras tantas tradicionales de blanca, con el fin de que “no se solape con el airén”. Señala que ésta es la variedad “que más rinde”, pero la competencia es menor porque “hay mucha”. Por algo, recuerda, las administraciones “dan subvenciones”. El objetivo de esta normativa es diversificar las variedades y apostar por las de ciclo más corto.
De igual manera, coincidiendo con las conversaciones para ultimar el acuerdo estratégico nacional de la Política Agraria Comunitaria (PAC), una cuestión ajena a Aparicio, éste da en la diana y reclama un punto fundamental para la reforma, como es “que miren mejor el campo” porque “todo sale de ahí”.
Desde principios de septiembre
Aparicio Honrado inició la temporada de vendimia el 8 de septiembre y calcula que finalizará la recogida a primeros de octubre, aunque si tuviera más temporeros podría acabarla mucho antes. Se muestra satisfecho por la cuadrilla que lleva, “chicos jóvenes, del pueblo, muy trabajadores”, a los que paga el salario que recoge el convenio provincial del Campo, a 6,60 euros la hora.
Trabajan desde las 8 a las 14 horas, con media hora para almorzar, y de 15 a 17 horas por la tarde.
En la cuadrilla está también su hijo, Juan Aparicio Fernández, quien es el encargado de vaciar la pala llena de uva a los remolques y de trasladar sus cosechas diarias a la Cooperativa Espíritu Santo, de Malagón, matriz del Grupo Montes Norte. La familia Aparicio también lleva a esta sociedad, como socios, la aceituna de sus 8.000 olivos -3.500 de picual y 500 de cornicabra con sistema tradicional y otros 4.000 en intensivo-.
Buen rendimiento
Aparicio padre destaca la calidad de su producción porque “les doy todo lo que hay que darle”, como la aportación de agua y basura, y otros tratamientos “a su debido tiempo”. Así, la planta “está agradecida” y está respondiendo “bastante bien”, con un rendimiento de entre 11 y 11,5 grados alcohólicos, y un promedio de 10.000 kilos de uva por hectárea. En un día como el que El Campo visitó su plantación recogió unos 18.000 kilos de uva cortada, unos 3.000 kilos por persona.
De esta manera, la rebaja de producción calculada en la provincia y la región, será menor en sus propiedades, y apenas alcanzará una merma del 20 por ciento.
Cooperativas
Aparicio Honrado también celebra el funcionamiento de industrias de carácter cooperativo, que en su caso agradece porque, de lo contrario, “habría que arrancar las parras”. Se refiere, en este sentido, a los precios bajos que “imponen” los propietarios de grandes plataformas vinícolas a la hora de recoger la uva de los agricultores particulares.
Con todo, el veterano agricultor de Fernán Caballero reconoce que los precios están “un poquillo más altos” y, de alguna manera van a equilibrar el enlace de campaña. “Se oye que Italia tiene bastante menos producción, al igual que Francia y España”, indica, por lo que “esperemos que todos tengamos rentabilidad”. Son picos de sierra que, a juicio del propietario agrícola, “no debieran existir”. El escenario “más justo”, agrega, sería el que tuviera precios invariables, “hubiera poca o mucha cosecha”.
Al menos, la campaña de comercialización vinícola 2021-22 se prevé “buena” en los mercados nacionales e internacionales, a tenor de la óptima “graduación” de la uva, al igual que su estado sanitario, que repercutirá en la cualificación de los vinos nuevos.
Relevo generacional
Respeto a otras de las necesidades de la agricultura moderna, la falta de renovación, Aparicio se muestra tranquilo porque su hijo, “a quien le gusta mucho el campo”, le dará el relevo generacional. Desde adolescente, el joven, de 39 años, se dedica a trabajar en sus explotaciones al calor de las explicaciones y enseñanzas de su padre.
Su incorporación al sector ha sido natural por el ambiente familiar en el que vive, si bien la Política Agraria Común (PAC) que se negocia dedica recursos para atraer a los jóvenes agricultores y facilitar el desarrollo empresarial en las zonas rurales.
Medio ambiente
Respecto a otro de los ejes de la reforma de la Política Agraria Europea más allá de 2020, como es la sostenibilidad y el medio ambiente, a través de los ecoesquemas, Aparicio Honrado certifica el “gran respeto” de los “campesinos”, a la vez que insiste que los criterios para trabajar el campo han de tener un reflejo positivo en la “rentabilidad”. “Todo sale de ahí, es de donde nos alimentamos, y hay que mirar más por ellos”, reitera, en referencia a los criterios para tener acceso a recursos como el agua y de tener más apoyos públicos. Sólo de esta manera, “esto irá para arriba”.
Explica, como regante, que “aquí se riegan cuatro leñosos, nada de hortícolas”, y cada año tienen el peso del recorte sobre la actividad. “No es un destrozo de agua porque regamos cuatro viñas”, sostiene, la única vía para tener un margen de ganancias.
“Las fincas de secano no valen nada”, asegura, a la vez que espera que las obras que van a realizar en la canalización de la comunidad de regantes del pantano Gasset, se aborden cuanto antes, pues, de lo contrario “será la perdición de la Vega de Fernán Caballero”.
Una explotación de regadío, en su opinión, “multiplica el valor de la venta” y “crea trabajo” porque en agricultura “el agua es oro”.
Para Aparicio, “no deberían existir las amenazas (de la Confederación Hidrográfica del Guadiana -CHG-)” a las dotaciones que tienen porque “se riega poco y no estamos haciendo ningún crimen”.
En este sentido, el productor apela a la actividad agrícola como herramienta contra la despoblación y el fenómeno de la ‘España vaciada’. Los jóvenes, según dice, se podrán sentir atraídos por este oficio si ven que tiene rentabilidad para poder vivir y desarrollarse, un margen intrínsecamente vinculado al agua.
Con todo, Aparicio, junto a la pala donde los vendimiadores vacían las espuertas llena de uva, y orgulloso de su fruto, con cepas “bien cargadas”, insiste en enviar un mensaje a “todos los políticos, sean del color que sean”, para que “cuiden al campo”, un sector básico para cualquier población. “Comemos tres veces al día, recuerda, y todo sale de aquí”.
Mercado extraordinariamente activo
En los últimos coletazos de la vendimia, una de las grandes campañas agrícolas de Castilla-La Mancha, el mercado del vino está “extraordinariamente activo”. Así lo ha dicho esta semana el titular de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, dado que en este año “los productos están vendiéndose muy rápidamente”.
La menor producción, -con más de 6 millones de hectolitros menos de vino y mosto que en 2020- y los operadores del sector han contribuido a que los precios estén “muy bien” y eso esté repercutiendo en que haya precios justos en toda la cadena. “Tenemos una expectativa muy positiva”, apostilló.
En el juego de la oferta y la demanda, al haber menos producción, hay menor presión de los compradores y las cotizaciones registran un alza.
Por otro lado, las previsiones de vendimia fueron muy equilibradas al inicio de la campaña, con un ligero descenso de producción con respecto al año pasado.
En términos generales, el estado sanitario de los viñedos ha sido bueno, salvo algunas zonas lastradas por las tormentas de pedrisco, como en la comarca de La Mancha.
De la misma manera, y como en años anteriores, la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) ha estado vigilante para que se cumplan los requisitos de la Ley de la Cadena Alimentaria. Según contempla, es obligatoria la formalización de un contrato por escrito antes de la entrega de la uva de vinificación y que el viticultor conozca previamente el precio, que debe ser abonado en el plazo máximo de un mes desde la fecha de entrega.
