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El Villaseñor exhibe la fotografía entre el magnetismo y el ‘standby’ de López de Lerma

A. R.
Ciudad Real

El creador Javier López de Lerma inauguró ayer en el Museo López Villaseñor ‘El espacio no visible entre lo real y lo imaginario’, una muestra fotográfica integrada por dos series de instantáneas y una gran imagen central.
La muestra, que puede presenciarse hasta finales de julio, está “condicionada por los conceptos de ir a la deriva y el azar”, y de cómo al cruzarse ambos surge el acontecimiento fascinante de la casualidad.
En la primera serie, denominada ‘Presencias’, aparecen personas de espaldas, situadas en medio del paisaje o escena y “magnetizadas” por una vista o panorámica, aunque también puede que un olivo, una casa o una gasolinera ejerzan de “potente horizonte”.
Atmósferas tenebristas, solemnes y de intriga suelen hallarse en estas instantáneas en las que lo que magnetiza a la persona situada dentro de la imagen también atrae al espectador que se encuentra fuera de la instantánea.

Sueño
‘Durmientes’ es la segunda serie de la exposición, con la que López de Lerma anima a adentrarse en “otra interpretación de la deriva”, en este caso, la del sueño, que hace que el ser humano vaya por donde marca el subconsciente. Los protagonistas de esta serie, ante la impotencia de la crisis, se quedan en ‘standby’, prefieren echarse a dormir y lo mismo aparecen tumbados sobre una encimera de una cocina con la cara dentro del fregadero, que en el suelo con la cabeza en el tambor de la lavadora, aunque también puede que sea un pescadero ‘frito’ sobre el mostrador, un ciudadano dormido en la calle al lado de un joven que patina, una mujer sobre la alfombra de una peluquería en plena actividad o un hombre en pijama sobre un macetero en lugar de un colchón.
Un interesante estudio de la estilística relación del cuerpo en espacios cotidianos realiza en esta serie López de Lerma, que también exhibe en la muestra una gran instantánea de 2,50 por 1,20 metros titulada ‘La Colada’.
En esta obra, que ha sido adquirida por el Museo de Arte Contemporáneo Antonio Pérez de Cuenca, toma como base la Biblioteca Regional del Alcázar de Toledo que reconvierte en la fotografía final en una especie de corrala con una mujer -duplicada- tendiendo la ropa en las barandas de los pasillos.

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