La residencia universitaria Santo Tomás de Villanueva albergó este jueves la celebración del recital poético ‘Entre nosotras. Sublimando el dolor’, un encuentro en el que se mostró “cómo la poesía es un bálsamo esperanzador” con el que pueden encontrar “belleza y consuelo” tanto el que escribe como el que lee, quien puede empatizar y reconocerse en ese poema creado a partir de un dolor que también siente o ha experimentado.
Organizado por la autora puertollanera Charo Bernal, el encuentro comenzó con la intervención de la arteterapeuta Lola Ortiz, que recitó versos de la recientemente fallecida Francisca Aguirre, Premio Nacional de las Letras 2018, elogió este acto de sororidad y solidaridad entre mujeres de esta y otras épocas y abogó por dar voz y visibilidad a creadoras “tantas veces calladas y olvidadas”.
La primera parte del acto estuvo dedicada a diferentes autoras de diversas nacionalidades, “cuyas biografías hablan del dolor que les tocó vivir a cada una de ellas”. La enfermedad, los traumas, las guerras, la incomprensión, el desamor, las pérdidas familiares o el exilio son algunos de los motivos de un dolor ante el que la escritura les sirvió si no para superarlo, al menos como “consuelo en cierta medida”, además de generar belleza de esos procesos, comentó Bernal.
Idea Vilariño, Clarice Lispector, Elvira Daudet, Marie Uguay, Elvira Sastre, Pilar Valderrama, Elisabeth Bishop, Wislava Szymborska, Alejandra Pizarnik y Piedad Bonnett fueron las protagonistas de esta primera parte del recital, mientras que la segunda contó con la participación de una decena de escritoras manchegas, que hablaron de cómo a cada una de ellas les “ayuda la poesía frente al dolor” y “por qué tienen la necesidad de escribir”, además de recitar poemas surgidos de un dolor propio.
A Charo Bernal se sumaron Pepa Campoy, Ana González, Carmen Matute, Lola Ortiz, Presentación Pérez, Toñi Piqueras, Elisabeth Porrero, María José Redondo y Diana Rodrigo en compartir experiencias y versos a lo largo de un encuentro en el que se repartieron entre los asistentes ‘Poemamelos’, dentro de cuyo envoltorio, como si fuera un caramelo, iba la belleza de un breve poema de Alejandra Pizarnik.