La Barja cierra la XXVI Muestra Local de Tomelloso con “¡Vaya teatro este!”

No es una redundancia, ni una hièrbole si decimos que la XXVI Muestra Local de Teatro ha tenido al teatro como protagonista. Salvo uno de los montajes, el resto ha sido —parafraseando a La Lupe— puro metateatro. Y con el título de esta obra, los lectores ya han deducido que el montaje de La Barja va por esos derroteros.

La obra se desarrolla sobre un escenario en el que solo hay baúles de teatero y una escalera. Faustino Perales da vida a Faustino Perales, un actor maduro que se plantea dejar la profesión. El artista, con 40 años de profesión y voz y gestos melancólicos repite como una salmodia “somos lo que hacemos, no lo que decimos”. Cuando se ha despojado de sus ropajes de actor (que nos recuerda a un cuadro de Arcimboldo) y está presto a enterrar a Horacio suena el teléfono para ofrecerle el papel de su vida. Una obra con Ana Belén y Carlos Hipólito en el Teatro Español de Madrid.

Vaya teatro este 2
Una escena de “¡Vaya teatro este!” / F. Navarro

¿Hará la obra? Aparecen sus miedos, consulta con su familia (sus parientes y recuerdos viajan en los baúles), con su mujer y sus hijas. Insiste en la antífona, “somos lo que hacemos, no lo que decimos”. Perales (el personaje y el actor) descubre que es muy difícil ser viejo. Suena una Internacional —recuerdo de tiempos pasados— que es puro mariachi. Mientras, varias señoras del público reiteran sus toses como acompañamiento del conocido himno. Y es que, como grita al teléfono Perales “para subirse a un escenario hay que ser íntegro”.

El montaje de la obra es mínimo pero efectivo, jugando con el escueto decorado (los baúles y la escalera, y las luces). Perales sabe darle al personaje el tono otoñal y melancólico que precisa. El final se precipita cuando Faustino Perales (el personaje y el actor) toma la decisión. El público, como hemos adelantado, se sorprende del pronto final, pero aplaude.

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