Deportistas con coraje para cruzar la meta en Portugal

Los deportistas ciudarrealeños fueron protagonistas de forma positiva en la primera edición de la ultramaratón de invierno ‘Tierra de Gigantes’, celebrada a finales de la pasada semana en Portugal. César Sánchez Expósito ‘Ultraviviente’ y José Luis González García, ambos juntos con el patrocinio del Campo de Calatrava, así como Miguel Ángel Lara lograron terminar esta prueba. Solo 16 de los 31 participantes consiguieron llegar a la línea de meta, lo que demuestra la extrema dureza que hubo a lo largo de los 303 kilómetros de recorrido, con un total de 11.220 metros de desnivel positivo, 74 horas non-stop en semi autosuficiencia y solo ayudados por su reloj GPS.

Tanto César como José Luis se convirtieron en ‘finishers’ después de 65 horas y 11 minutos, para llegar ambos a la par en la sexta y séptima posición. Por su parte, Miguel Ángel ocupó el undécimo puesto, con un tiempo de 69 horas y 24 minutos. Más de tres días de ‘aventura’ con salida en la Sierra de la Estrella, el punto más alto de Portugal continental con casi 2.000 metros de altura, y llegada en la playa de Nazaré, cruzando el país luso de este a oeste.

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César ‘Ultraviviente’ y José Luis González conversan durante un descanso de la prueba ‘Tierra de Gigantes’ / Foto: Tierra de Gigantes

Una carrera que casi se torció en los días previos para César y José Luis, ya que cuestiones personales estuvieron cerca de obligarles a suspender la participación. Al final sí que pudieron estar a las 11 de la mañana del pasado jueves 19 de enero, cuando se dio el pistoletazo de salida. Ahí comenzó el gran esfuerzo que les llevó hasta el límite.

“A priori iba a hacer mucho frío, pero la borrasca Gérard lo agudizó. Comenzamos con mucho frío y viento helado. Los primeros 15 kilómetros no pudimos beber por la congelación del agua”, recuerda César ‘Ultraviviente’. Pero lo peor no fue eso, ya que después, tras alcanzar un valle se subió a un parque eólico, en donde atravesaron vientos de más de 70 kilómetros por hora o, como dice uno de los protagonistas, mucho más de esa velocidad aputanda. “Casi nos tiraba al suelo. Tratamos de salir de allí lo más rápido posible y llegamos a pensar que la organización iba a suspender la prueba. Pero no lo hizo. Llegamos a pasar algo de miedo”, confiesa.

César ‘Ultraviviente’ y José Luis González, en medio del frío de la prueba

Fueron unos 50 primeros kilómetros en los que ambos habían consumido muchas más energías de las esperadas. Y todavía quedaban por delante 250 más, que se tomaron con tranquilidad. “Tiramos de carácter manchego. Terminamos por coraje, por nuestro patrocinador el Campo de Calatrava y porque teníamos allí a nuestras familias”, sentencia César.

Apenas durmiendo unos 20 minutos la primera noche y una hora y media la segunda, César y José Luis continuaron avanzando por algunos tramos más asequibles para la carrera y por otros llenos de complejidad atravesando un río, por cascadas o peligrosas bajadas. Especialmente emocionante fue el paso por Fátima, una de las metas que se habían propuesto alcanzar, sobre todo José Luis, profesor de religión.

Sin poder casi correr los últimos 45 kilómetros, con muchos dolores en pies, tobillos y músculos, ambos pudieron cruzar la meta abrazados, después de un final con ‘trampa’ diseñado por la organización, con una buena subida a un telesférico y bajada hacia la playa por una escalera de muchos escalones. “Teníamos que bajar de lado por el dolor”, relata César.

César ‘Ultraviviente’ y José Luis González posan juntos con sus medallas de ‘finishers’ de la prueba ‘Tierra de Gigantes’ / Foto: Tierra de Gigantes

Ya tras pasar la línea de llegada, el ultramaratoniano ciudarrealeño de gran experiencia en este tipo de pruebas extremas, recuerda que “estábamos tan cansados que no lo pudimos ni disfrutar. Nos abrazamos, pero no salieron mucho las emociones. No disfruté la meta tanto como otras, solo quería irme a la cama a descansar”, concluye a la vez que estos días ya después de ese final, con más descanso, muestra su orgullo y el de su compañero al haber completado una prueba durísima, sin olvidar agradecer al Campo de Calatrava por su patrocinio.

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