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Razones para confiar en la remontada

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Jorge Ureña / Ciudad Real

Nadie en Europa duda de que el Balonmano Ciudad Real es capaz de remontar los cuatro goles que el Hamburgo traerá de renta en la vuelta de los cuartos de final de la Champions League.
Nadie lo duda porque hay razones más que de sobra para confiar en los hombres de Talant Dujshebaev por equipo, por historia, por potencial y porque últimamente se ha acostumbrado a levantar situaciones extraordinariamente complicadas en Champions para finalmente hacerse con el título.
Las remontadas del Balonmano Ciudad Real son ya parte de la leyenda de este equipo. De hecho ningún equipo del mundo puede dar por ganado un choque contra los manchegos por mucho que vayan por delante en el marcador con rentas que parezcan imposibles de levantar.
Ejemplos hay muchos en Liga Asobal, Copas del Rey, Supercopas de Europa… Pero la Champions se lleva la palma. Parece como si el Ciudad Real guardara un elixir especial para destapar el tarro de las esencias en la máxima competición continental.
Si preguntan por Alemania sabrán porqué en Hamburgo no deben estar demasiado tranquilos con sus cuatro goles de renta. Parecen un mundo, sí. Pero si echamos un vistazo a la historia reciente del balonmano veremos que no es para tanto. En peores plazas hemos toreado, que dirían en mi pueblo.
El equipo manchego ya había dado muestras de su poderío mental a la hora de rehacerse y dar la vuelta a partidos que iba perdiendo de mucho. Pero lo de las dos últimas temporadas ha sido una muestra de fuerza como equipo a la hora de levantarse. Ahí radica una de las grandes claves de este equipo.
La leyenda de la capacidad de remontar del Ciudad Real se empezó a forjar en la temporada 2007/08. Los manchegos habían pasado por los pelos a la final tras vencer al Hamburgo en el Quijote Arena (34-27) y perder (32-26) en el Color Line Arena. Fue el partido del arbitraje indignante y el pardón de Sterbik a Gillaume Gille que valía una final.
Llegó la final y el Ciudad Real se enfrentó al poderoso Kiel que se plantó en el Quijote Arena y ganó (27-29) con lo que regresó a Alemania con la idea de preparar una gran fiesta para el partido de vuelta. La Champions estaba casi imposible para los de Dujshebaev.
Lo que pasó en Kiel una semana después es histórico. Partidazo de un Ciudad Real con muchas bajas y miles de alemanes viendo como los manchegos delebraban “su” fiesta. 32-26 fue el marcador.
Algo parecido pasó en la siguiente temporada, en una situación muy semejante a la que se vivirá el próximo domingo. En la temporada pasada Ciudad Real perdió (39-34) en Kiel. La venganza alemana parecía clara y más cuando en el partido de vuelta llegaron a ir ganando hasta de cuatro goles. No había esperanza.
Pero el Ciudad Real se levantó cuando nadie daba un céntimo por él y logró una remontada espectacular con un QUijote Arena emocionado y orgulloso de los suyos. Fueron momentos preciosos. Probablemente los más bonitos vividos en el recinto ciudarrealeño.
Ese es el espejo en el que mirarse. Si el Ciudad Real pudo levantar diez goles en escasos minutos al mejor  Kiel, puede hacer cualquier cosa.
Esa, la capacidad manchega de reacción en los momentos más críticos, es la principal. Pero hay más razones para pensar en que una nueva remontada en Champions es posible.
La primera es que Ciudad Real, hoy por hoy, es mejor equipo que el Hamburgo aunque los alemanes tengan mejor plantilla. Y ese sentimiento de unión entre los jugadores puede ser deciviso en los momentos más complicados.
Otra es que el tándem Talant Dujshebaev – Raúl González, ha demostrado en varias ocasiones tener más capacidad de reacción y de sorpresa que el bueno de Martin Schwalb. En los banquillos el duelo parece favorable a los manchegos que todavía pueden guardar algún as en la manga.
Más razones que invitan al optimismo.
El Ciudad Real, en Alemania el pasado domingo, hizo un muy mal partido en ataque. Falló penaltis, lanzó contra el cuerpo de Sandström en demasiadas ocasiones con todo a su favor y se atragantó demasiado con la defensa germana. Aún así “sólo” se perdió de cuatro y el actual campeón tiene un enorme margen de mejora. Eso sí, la defensa debe estar como lo estuvo en el Color Line Arena.
En el otro bando pasa lo contrario. El Hamburgo dio la sensación de haberlo dado todo, de haber hecho un gran partido con un resultado que allí debe ser agridulce porque dejaron pasar una enorme oportunidad de dejar herido de gravedad al campeón. El equipo alemán no parece poder hacer un partido mucho mejor que el del domingo lejos de su cancha.
Además el Ciudad Real es el actual campeón y eso es como en el ciclismo, una ayuda extra. Si el distintivo de líder de una carrera parece dar alas a su portador, la condición de campeón también hace lo propio con el equipo que la defiende. Parece que a un campeón le cuesta más doblar la rodilla que al aspirante.
Luego está el tema arbitral que no por accesorio dejar de tener su importancia. De entrada se puede decir que cualquiera del entorno del Balonmano Ciudad REal firmaría tener un arbitraje como el que tuvo el Hamburgo en el Color Line Arena.
Cierto es que la derrota manchega no se justifica por la labor arbitral aunque también lo es que los del silbato echaron más de una mano a los alemanes. Especialmente doloroso fue el distinto rasero con que midieron a una y otra defensa, los dos goles mal anulados o algunas faltas clarísimas que se fueron al limbo.
Si todos estos elementos (mejoría del juego, ambiente en el Quijote Arena, sentimiento de equipo, árbitros menos parciales…) se conjuran el próximo domingo el Ciudad Real tendrá, seguro, sus oportunidades de levantar la eliminatoria. Luego que se aprovechen o no también depende del equipo contrario y de la inspiración de unos y otros jugadores en momentos puntuales. En cualquier caso espera otro partidazo.

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