Miguel Ángel Collado Yurrita / Rector electo de la Universidad de Castilla-La Mancha
La Universidad de Castilla-La Mancha se encuentra al principio de una nueva etapa después del proceso electoral que culminó a comienzos del presente mes de diciembre y en el que he recibido el respaldo mayoritario de la comunidad universitaria. Mi candidatura, que es la de muchos hombres y mujeres comprometidos con nuestra institución, se fundamentaba en dos objetivos principales: avanzar en la sostenibilidad y en la modernización de la UCLM. Ambas metas se han materializado en un programa electoral que será el de mi gobierno. Con la ayuda de mi equipo y del conjunto de miembros de la comunidad universitaria, pondré todo mi empeño en cumplir los compromisos adquiridos, porque creo firmemente que redundarán en beneficio de la propia Universidad, de su personal docente e investigador, de administración y servicios y de sus estudiantes. Y, por extensión, contribuirá al desarrollo de la sociedad, del conjunto de Castilla-La Mancha.
Sin embargo, no podemos obviar los condicionantes que el actual contexto económico impone a la consecución de nuestros desafíos.
La Universidad de Castilla-La Mancha no es ajena a esta realidad. Por ello, y al igual que hice en mi contrato electoral, apelo a la necesidad de que la comunidad universitaria movilice todo su potencial, haga uso de su talento y de su creatividad, y nos ayude a construir la Universidad que necesitamos, la Universidad que la sociedad demanda. Nosotros sabremos ser solidarios con los ciudadanos, muchos de los cuales sufren en primera persona los estragos de la crisis económica, y dar lo mejor de nosotros mismos para contribuir a la recuperación de la comunidad autónoma. Ello no nos desanima en el cumplimiento de nuestros objetivos, en los que nos reafirmamos.
Más al contrario, nos estimula en el cumplimiento de nuestras responsabilidades con la comunidad universitaria y con el resto de los castellano-manchegos.
Estamos al principio de una nueva etapa que nos exige más responsabilidad, más eficacia, más inteligencia y más trabajo. Pero, como dijo Pitágoras, el principio es la mitad de todo.