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Seguridad en las monterías

monteria caza mayor CM 574

Que un niño de 12 años haya sido el autor material del disparo que hirió de gravedad a un hombre de 64 años el pasado domingo, 11 de noviembre, en una finca de Almodóvar del Campo es una barbaridad, un disparate mayúsculo, tanto por el suceso en si como por la presencia de un menor en una montería y, por lo que ha ocurrido, portando y disparando un arma.

Hay casos en la provincia en los que ha resultado herida alguna persona durante el periodo habilitado para cazar, pero no son habituales los sucesos protagonizados por menores pese a que se tenga conocimiento de su presencia en alguna de las decenas de batidas cinegéticas de la provincia. Pese a la numerosa concentración de armas que se da en las cacerías, los accidentes no son directamente proporcionales, pero cuando suceden tienen una gran difusión como lo prueba este pasado o los dos que ocurrieron la pasada temporada.

En uno ellos – el pasado 14 de enero- un mulero de Cardeña (Córdoba) recibió el impacto de “una bala perdida” en uno de sus brazos en una finca de Miguelturra y en el otro de diciembre pasado, un cazador de Albacete recibía un “balazo accidental” en el fémur mientras participaba en una montería de una finca de Cabezarrubias del Puerto.

Nada que ver estos sucesos con el impacto de una esquirla de bala en el pecho de un cazador, procedente de la escopeta que manipulaba el menor en cuestión. Afortunadamente, el hombre herido se recupera de las lesiones en la UCI del hospital de Ciudad Real cuando escribo estas líneas, mientras la Guardia Civil investiga el suceso y aclara las razones por las que el menor se encontraba en la finca.

 

Personas mayores de 14 años

La actual Ley cinegética de Castilla-La Mancha permite cazar a las personas mayores de 14 años que tengan permiso de armas y estén bajo la supervisión de un adulto que vele y responda de sus actos hasta que el menor cumpla los 18 años.

Con independencia del acierto de poner la barrera en los 14 años para que un chaval obtenga su licencia de caza una vez superadas las pruebas de aptitud y habilitarle para salir al campo bajo la responsabilidad de un adulto, sucesos como el que hoy nos ocupa nos lleva a plantearnos asuntos como la seguridad en las monterías.

Un asunto preocupante tanto por la alta concentración de rifles y escopetas y al gran alcance que tienen hoy estas armas mientras se mantiene, por ejemplo, la misma distancia en la separación de los puestos. Pero también se hace  necesario vigilar que se cumpla la ley sobre la presencia de menores y el uso que éstos puedan hacer de las armas durante la celebración de la cacería.

Tanto en un caso como en otro y en ambos para reforzar la seguridad de todos, las autoridades deberán hacer un gran hincapié en el cumplimiento de la norma para así evitar que se repitan situaciones como la que nos ocupa. Porque, de la misma forma que los cazadores conocen las instrucciones sobre el sorteo de los puestos y sus normas,  sería necesario advertir sobre las medidas de obligado cumplimiento para que no queden al albur de la buena voluntad de los participantes.

La Ley regional de caza dice que “la caza es una de las actividades en el ámbito rural más extendida en Castilla-La Mancha y su ejercicio tiene una notable incidencia en el medio rural, natural y social. El aprovechamiento cinegético supone una fuente de recursos que contribuye al desarrollo socioeconómico de las zonas rurales. Por tanto la regulación de la caza debe tener como principios básicos su fomento y desarrollo de forma compatible con la conservación del medio natural con el resto de usos que se desarrollen en el mismo”.

La caza ha sido un medio de vida en la provincia, incluso en el único en algunos lugares. Respetemos las reglas para que esta actividad pueda seguir contribuyendo al desarrollo de muchas de sus comarcas. Sin sustos. Sin barbaridades.

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