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Triunfo de los toreros locales en Carrión

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Plaza de toros de Carrión de Calatrava. Tres cuartos de entrada.

Se lidiaron seis erales de Víctor y Marín. Encastados en general. Mejores primero, quinto y sexto. El mejor, el cuarto. Los tres últimos fueron ovacionados.

Damián Castaño: silencio y dos orejas.

Emilio Bresó: silencio y dos orejas.

José Ponce: oreja tras aviso.

Aaron Infantes: dos orejas.

 

Se guardó un minuto de silencio en memoria Teodora Marín Montero.

 

El pasado año en Carrión de Calatrava se lidió una muy interesante novillada de pelo jabonero del hierro ciudarrealeño de Víctor y Marín, por lo que -acertadamente en nuestra opinión- se decidió repetir ganadería, y pelo, si bien a la postre el primero lució una capa tirando a melocotón, y el segundo fue colorado.

En esta ocasión el juego de los novillos de Pinos Bajos fue igualmente interesante, pero por otro palo; si el año pasado sus embestidas rebosaron clase, hoy lunes lo más sobresaliente fue su casta, pues todos, en mayor o menor medida, persiguieron las telas con codicia, aunque no habría estado de más poder darles un “picotacito” con la puya para atemperar el ímpetu algo desordenado propio de los novillos de dos años.

Damián Castaño mostró ganas en todo momento, recibiendo a su primer novillo de rodillas tanto de capote como de muleta. Su primer trasteo se desarrolló casi exclusivamente por el pitón izquierdo, pues por el derecho no se dejó. Hubo fases de toreo de mayor altura con otras de desajustes más evidentes, en parte propiciados por el viento reinante, que molestó en todo momento. Falló con los aceros y perdió trofeo o trofeos. Ante el bravo cuarto el salmantino anduvo solvente. El novillo pedía sitio para arrancarse y Castaño se lo dio, aunque no siempre. Siendo una faena digna, no llegó a tomar la altura debida, quizás por la mentada acción inoportuna del viento.

Emilio Bresó volvió a sacar a la palestra su personal concepto del toreo, estoico y vertical. A su primera faena le faltó armazón y limpieza, mientras que con el encastado quinto anduvo más entonado. Optó por no perderle pasos y por torear a media altura con los flecos en lugar de la panza de la muleta, con momentos de empaque. Mató de media y descabello y se ganó la salida a hombros.

Nos sorprendió José Ponce, un novillero con muy poco bagaje, pero que evidenció tener un concepto interesante, de pies firmes (a pesar de los distintos revolcones), pierna contraria adelantada cargando la suerte, y muy buen embroque. Lógicamente le falta mucho, entre otras cosas colocarse para poder ligar a partir del segundo muletazo de las series, pero sin apenas torear no se pueden pedir imposibles. Metió dos buenos espadazos enteros, y se le concedió una oreja.

Aaron Infantes viene precedido por unos resultados más que interesantes en los distintos certámenes en los que ha tomado parte como alumno de la Escuela Taurina de Alcázar de San Juan, y hoy en Carrión, con muchas carencias, lo dio todo en los tres tercios, pues se encargó de banderillear, más con el corazón que con la cabeza, eso sí, pero siempre se prefirió tener que decir “so” que “arre”a un novillero que empieza. Cabe señalar que al novillo se le dio mucha capa en los dos primeros tercios, aunque que a pesar de ello conservó una boyante condición durante el último tercio, en el que un bullidor Aaron Infantes le hizo de todo, unas veces con más temple, y otras con menos. Sin embargo no se dejó nada en el tintero; lo que sí dejó es la pierna contraria algo retrasada con frecuencia, pero ésto es “fácilmente” subsanable. Se adelanta, se da el medio pecho, y arreglado. Toreando es como se puede evolucionar, y estos muchachos no lo tienen nada fácil en ese sentido, de ahí su mérito.

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