El obispo anima a los fieles a tomar como modelo a la Virgen para servir de ejemplo a los demás

En la homilía de la misa celebrada en la catedral en la festividad de Nuestra Señora del Prado, el obispo ha puesto a la Virgen como “el modelo perfecto de alguien que vivió el estilo de vida de Jesús” y ha personificado en ella la mejor manera de vivir de acuerdo con “los dos mandamientos que resumen todos los demás”, es decir “amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a nosotros mismos”.

“En María encontramos perfectamente vividos ambos mandamientos. Su vida fue un auténtico canto al amor a Dios sobre todas las cosas. El amor a Dios fue para ella siempre lo primero y lo más importante que condujo toda su vida”, ha dicho Melgar.

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El obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar / Elena Rosa

Así, el obispo ha recordado que María, por amor a Dios “escuchó en todo momento lo que Él le pedía; descubrió los planes de Dios sobre ella; estuvo pronta a ponerse al servicio del plan de Dios; respondió con generosidad y disponibilidad a los planes de Dios con su fiat (hágase en mí según su palabra)”.  En definitiva, ese amor la llevó a “anteponer el plan de Dios a sus propios planes”.

En este sentido, Gerardo Melgar ha señalado en su homilía que la manera de actuar de la Virgen “interpela la nuestra y, a veces, choca frontalmente con nuestra vida, produciéndose un verdadero contraste”, por lo que pidió a los creyentes que se pregunten, en todas las facetas de su vida, “¿qué importancia damos nosotros a Dios en nuestra vida? Realmente, ¿Dios ocupa el primer puesto en nuestra vida, en nuestras motivaciones y en nuestro actuar? Cuántas veces nos preguntamos: ¿Qué querrá Dios de mí en este momento? ¿Se nota en nuestra vida que Dios es realmente lo que más nos importa o se nota lo contrario?”.

Amar al prójimo como a nosotros mismos

Respecto al segundo mandamiento, amar al prójimo como a nosotros mismos, el obispo subrayó que “María es un auténtico modelo en el cumplimiento de cuanto pide este mandamiento nuevo” porque “Ella amó y estuvo siempre al servicio de los demás”: de su familia, “cuidando de su esposo José y de su hijo Jesús; de Isabel, de la que estuvo a su servicio en ese momento tan importante para toda mujer de dar a luz al hijo; de aquellos novios de Caná, a los que se les acababa el vino; de los discípulos, a los que siempre acogió con cariño y a los que acompañó después de la muerte de Jesús”.

La alcaldesa junto a otras autoridades / Elena Rosa

En definitiva, “María fue una auténtica servidora y amante de los hermanos, de los demás. Su comportamiento con los demás, cumpliendo el mandamiento nuevo, la sitúa en ser un verdadero ejemplo y testimonio de alguien que cumple dicho mandamiento nuevo”, y al mismo tiempo “su comportamiento con los demás nos anima a nosotros a imitarla en nuestra vida, en nuestra relación con los demás”, una imitación que debe traducirse en “comprensión, no juzgando y, mucho menos, condenando a nadie; perdonando a quien nos ofenda; tendiendo nuestra mano a cualquiera que nos necesite; compartiendo lo nuestro con quienes vemos necesitados; y siendo alegría para los tristes, sonrisa para el enfermo, consuelo de los afligidos, compañía de los que estén solos”.

La misa del obispo-prior ha sido seguida por cientos de fieles que han llenado la catedral y a la que ha asistido la alcaldesa, Pilar Zamora, y otras autoridades.

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