Vuelven las ovas a las Tablas seis años después de la contaminación por vertidos de 2010

Algo se mueve en el parque nacional de las Tablas de Daimiel. El primer humedal de España afronta el Día Mundial del Medio Ambiente con la noticia de que han vuelto las praderas de ovas, desaparecidas de forma funcional a finales de 2012, cuando tocó fondo el último episodio de contaminación por vertidos de bodegas de 2010, agravado por otro similar de la depuradora de Manzanares en 2013, que coincidieron con las épocas de más recarga hídrica.

“Las ovas son las plantas que determinan la calidad de un ecosistema acuático; oxigenan el agua, fijan el sedimento y son la base de la cadena trófica, su recuperación está relacionada con la presencia del pato colorao y otras aves, de ahí su importancia”, explica Carlos Ruiz de la Hermosa, el director del parque.

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Detalle de una de las praderas de ovas / PN las Tablas

Estas plantas son muy sensibles a calidad del agua. En 2009, cuando la sequía produjo la autocombustión de la turba en el parque había unas mil hectáreas de esta pradera de ovas. Después empezó a llover y se produjo la avenida de vertidos de las depuradoras del entorno cuyos efectos todavía hoy se están notando, aunque por fortuna ya menos.

“El 1 de julio de aquel año habían muerto 450 hectáreas, menos de un año después ya sólo quedaban 400; 30 hectáreas a finales de 2011 y las dimos por desaparecidas de manera funcional en 2012”, comenta Ruiz de la Hermosa.

2013, otro buen año de lluvias, otro vertido agravó el problema y las ovas no han vuelto hasta ahora. “El año pasado empezamos a ver plantitas pero no de forma representativa. En estos momentos hemos constatado entre 40 y 50 hectáreas y de la manera que viene la primavera es probable que siga avanzando”, añade el director que admite que la noticia supone “un paso adelante en la restauración del ecosistema acuático”.

Ejemplar de escribano en las Tablas / PN Tablas de Daimiel

Más masiega y escribano palustre

Y no es la única buena noticia ambiental. El Guadiana sigue aportando agua “de calidad”, recalca, también se ha notado una tímida recuperación del masegar (otra planta clave y sensible a la calidad del agua) y el escribano palustre, un ave en peligro de extinción y con una subespecie propia en las Tablas, que se está recuperando.

Sin euforias pero con optimismo

“Euforia, ninguna, pero vemos el futuro con más optimismo”, subraya el director conservador que relaciona estos progresos. “Este año el único aporte han sido las aguas subterráneas del río Guadiana, de calidad, la desecación de los tablazos centrales permite que el sol mineralice algo que hemos favorecido artificialmente recuperando la línea de trabajo de la retirada de peces que remueven los sedimentos e impiden el enraizamiento de las plantas”.

En este 2018 las previsiones del parque son retirar 42 toneladas de peces, especies invasoras como la carpa que han proliferado por la contaminación del agua. El trabajo ha empezado esta primavera y se mantendrán en verano, los meses más propicios para actuar.

El escribano es un ave diminuta caracterísca de la masiega de humedales como las Tablas / PN /Tablas de Daimiel

Entre 47 y 53 parejas

El último censo de escribano común, un pequeño pájaro asociado a la masiega, constata que en las Tablas existen entre 47 y 53 parejas de su subespecie propia. En tres años se ha doblado el número máximo de parejas reproductoras, que no eran más de 15 en 2015.

De la Hermosa pide de nuevo prudencia, “esta tendencia positiva registrada en Daimiel hay que mesurarla ya que no se está produciendo la recuperación de la especie en otros humedales manchegos donde el escribano está desparecido y sigue estando en peligro crítico de extinción”.

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