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Ha habido un tiro aquí, pero habrá un muerto en un pueblo

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Belén Rodríguez
Ciudad Real

Antes del asesinato de la A-43, una vecina del barrio de La Esperanza alertó a la Policía Local de Ciudad Real de que había oido un tiro en el barrio (se supone que los Flores viven ahí), les dijo a los policías: “Ha habido un tiro aquí pero pronto habrá un muerto en un pueblo”. Poco menos de una hora después las fuerzas de seguridad se enteraron de lo ocurrido en Carrión.

Anoche la Guardia Civil seguía buscando a los sospechosos del crimen, que según fuentes próximas a la investigación están plenamente identificados, se trata de los tres hermanos de la familia Cádiz que hace un mes aceptaron una sentencia de conformidad en la Audiencia Provincial por su participación en el intento de homicidio, en enero de 2013, de Julián F.H., de la familia Flores, al que hirieron en otro enfrentamiento similar.

En mayo los Cádiz se mostraron conciliadores en el juicio. El patriarca, en prisión, aceptó cuatro años de cárcel y uno de sus hijos lo mismo, como autor y coautor de aquel delito; mientras que otros dos de sus hijos, a los que busca ahora la Guardia Civil, se conformaron con un año y medio de prisión cada uno como cómplices. El acuerdo también tuvo una parte económica: los Cádiz pagaron 13.500 euros en concepto de indemnización a sus rivales.

Los conflictos entre ambas familias vienen a raíz de la custodia de unas niñas hijas de un matrimonio mixto separado, según explicaron familiares de los Cádiz tras las detenciones por el altercado de Pío XII.

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