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El enérgico avance de Pilatos despejó inquietudes por el tiempo y deleitó con su entrega

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Las precipitaciones de estos días, aunque sea un discontinuo chispear, llevan a hermanos y costaleros a estar continuamente pendientes de un cielo repleto de grises, y ante esta sensación de incertidumbre llegó Pilatos, con su enérgico y vital paso, potenciando aún más las emociones. 
El ‘paso pilatero’, alegre y de gran vivacidad, no deja indiferente a nadie y levanta el ánimo a muchos, comentó un hermano, para indicar que cuando su ritmo es vivo y alarga “un pelín” el paso es cuando “es Pilatos de verdad”.
Entre las rosas rojas de su Misterio, lució algunas blancas intercambiadas con las del exorno floral de su Madre y al llegar a la plaza de Santiago se ofreció una levantá a Luis Néstor Ramírez, miembro de la primera cuadrilla de costaleros y que acudió desde Cádiz para presenciar la procesión de la Pasionaria de Santiago que fue acogida con mucha devoción por la población ciudarrealeña.
La abrió la Hermandad de la Santa Cena, a cuyos Titulares, tras salir del Rectorado, la Coral Universitaria, dirigida por Kym Amps, cantó Ave Verum, Ave María de Victoria y Gaudemus.
Un grupo de unos cuarenta niños se situó en la parte delantera del cortejo procesional, tras el que desfiló la Banda de Cornetas y Tambores de la Santa Cena, que festeja su 35 aniversario, y el Misterio creado por Faustino Sanz Herránz, cuyos 11.500 kilos fueron empujados sobre ruedas por trece hermanos bajo el paso. Espigas, rojos claveles y gladiolos y morados lirios decoraron el paso del Misterio, mientras que liliums y rosas blancas engalanaron el de la Virgen del Dulce Nombre.
Al llegar a la plaza de Santiago la Santa Cena y la Virgen del Dulce Nombre, cuya Hermandad cumple el próximo año su 50 aniversario, las siguieron las imágenes del Niño Jesús, sobre un manto de claveles blancos, y el Misterio de la Presentación de Jesús al pueblo, tras las que fueron las, también recibidas con ilusión y gran fervor por los ciudarrealeños, del Cristo de la Caridad y la Dolorosa de Santiago. Al llegar a la Plaza Mayor, hizo su aparición la lluvia, Pilatos se resguardó junto al Ayuntamiento, pero al poco se reanudó el recorrido.

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