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La Escuela de Arquitectura de Toledo rompe con el sentido mercantilista y mira hacia lo local

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La esencia “se puede guardar en pequeños frascos”, afirma Javier Bernalte, que destaca que muchas de las mejores obras de grandes arquitectos han sido pequeñas, como la cabaña en la que Charles-Édouard Jeanneret-Gris, conocido a nivel internacional como Le Corbusier, pasó sus últimos días. Y en esa democratización de la arquitectura más moderna pueden desempeñar un gran papel los nuevos profesionales de la Escuela de Arquitectura de Toledo.

Pese a que algunos pensaron que no tenía sentido crear esta escuela a unos kilómetros de Madrid, el responsable del Departamento de Infraestructuras de la ULCM y profesor en Toledo afirma que “es fundamental para avivar el debate sobre la arquitectura”, desde la visión de que “se han cometido muchos errores” en los últimos años y ahora “a los arquitectos nos toca curar las heridas”.

Abierta hace dos años y con dos generaciones de titulados, la Escuela de Arquitectura de Toledo quiere marcar una “identidad propia”, que según explica Bernalte, “defiende la figura del arquitecto, del pequeño taller, del oficio, frente a la hipertecnología impuesta en la sociedad contemporánea”. A contracorriente, el arquitecto admite que “es una escuela de resistencia ante un mundo hipertecnológico que no sabe a dónde va”, en el que “el pensamiento queda relegado ante los procedimientos, las normativas”.

Para los profesores es “la mejor escuela del mundo” y el deseo es claro: “que las nuevas generaciones se queden con nosotros y se aproveche su talento sin prejuicios”. Estos jóvenes serán la mejor opción para recobrar la mirada hacia lo local, los que sabrán reinterpretar la arquitectura tradicional de La Mancha bajo el prisma de la modernidad.

Oportunidades para los nuevos arquitectos

De hecho, Javier Bernalte va más allá, pues pediría que, igual que todos los pueblos tienen un centro de salud con profesionales, “tuvieran a uno de estos jóvenes arquitectos que encontrarán oportunidades” en los “muchos errores del pasado”. Incluso, el arquitecto destaca que sería positivo “dejar en manos de estos jóvenes con ilusión y vocación la refundación de los colectivos y colegios profesionales”, para romper con la arquitectura tratada en “términos mercantilistas”.

De eso sabe, pues la marca Bernalte y León Arquitectos ha sido una de las pocas que ha sobrevivido durante la crisis con proyectos interesantes, pensados con calma. Javier Bernalte destaca que “hay opciones” y advierte que “la buena arquitectura no necesariamente tiene que ser la más cara”.

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