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La lluvia apareció cuando el Cristo del Amor retornó a la Iglesia de Santa Catalina

Cristo del Amor en la calle.

La amenaza de la lluvia se hizo realidad a los pocos minutos del regreso de la imagen del Cristo del Amor a la parroquia de Santa Catalina, tras el recorrido habitual en la noche del miércoles santo con el rezo en el recorrido del habitual Vía Crucis.

Bajo la amenaza de la lluvia, se iniciaba a las once en punto de la noche, el rezo de la primera estación en el interior del templo y, posteriormente, la imagen del Cristo y la Dolorosa iniciaban el tradicional recorrido precedidos por el estandarte de la Junta de Hermandades de Pasión.

Numerosos fieles

Numerosos fieles acompañaban a la imagen, así como los presidentes y otros directivos de las cofradías y hermandades de Pasión, deteniéndose la imagen en los lugares habituales en los que, una sencilla cruz de madera en la fachada, señala el lugar en el que se medita la correspondiente estación del Vía Crucis.

Personas de diversas edades se encargaban de realizar esa meditación, que dirigía el párroco de Santa Catalina

Benjamín Rey, siendo acompañado el recorrido por los cánticos de los fieles.

Cuando la imagen se encontraba cerca del final del templo de salida, concretamente detenida en la fachada del Convento de las Monjas Dominicas, la lluvia daba un aviso sobre su pronta llegada, aunque no lo hizo hasta que llegaron a la parroquia de Santa Catalina.

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