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Había expectación por ver el juego que ofrecían los toros más guapos del campo bravo, los legendarios Pablo Romero, ahora bajo la denominación Partido de Resina, que volvían a Las Ventas para pasar consulta de su esperada -anhelada- recuperación. Y si bien es cierto que no se cayeron demasiado, no lo es menos que no se entregaron casi en ningún momento, excepción hecha del tercero, que tuvo buen embroque por el pitón derecho. Al margen de esa isla para la esperanza, nada, o, siendo generosos, casi nada. A los de Partido de Resina les faltó bravura, humillación y clase. Eso sí, fueron estampas para enmarcar.
La corrida empezó con un emocionado minuto de silencio por las víctimas de las riadas de Mallorca, y un no menos emotivo himno nacional; pero pronto se torció el rumbo. El que abrió plaza hirió de mucha  gravedad a Rubén Pinar a las primeras de cambio en el inicio de faena de muleta, aunque el torero albaceteño se negó a entrar en la enfermería hasta que acabó con el cárdeno, a pesar de sangrar abundantemente desde el triángulo de escarpa hasta el pie, en una estampa poco edificante.
Javier Cortés realizó lo más lucido en el plano estético al llevar al cuarto con encaje y elegancia por el derecho. Ante el segundo no se confió, a buen seguro condicionado por lo sucedido con Pinar minutos antes, añadido a la mala condición de su oponente. Nada que rascar frente al deslucido sexto.
Gómez del Pilar rozó la oreja en el tercero por una labor iniciada -como a su segundo- a porta gayola, y cuyo mayor mérito fue la emoción de un trasteo enrazado pero de escasas sutilezas, rematado de estocada entera, sí, pero tras pinchar. En la petición también influyó la entrega del torero toledano con un ambiente de cierta psicosis reinante en el ruedo después de lo de Pinar y de que el banderillero Prestel resultara prendido ¡dentro del callejón! por el segundo cuando el de Partido de Resina saltó la barrera en su persecución.
La plaza registró un tercio de entrada.
Se lidiaron cinco toros de Partido de Resina, de magnífica presencia, y uno de José Luis Pereda, algo escurrido de los cuartos traseros, lidiado en cuarto lugar.
Rubén Pinar: gran ovación con saludos en el único que mató.
Javier Cortés: ovación, silencio y silencio.
Gómez del Pilar: vuelta al ruedo y silencio.

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