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Emilio Bresó sale a hombros con una descastada novillada de Buendía

Bresó fue el único que salió a hombros en triunfo
Plaza de toros de Almodóvar del Campo. Segundo festejo de feria. Novillada con picadores. Un tercio de entrada.
Se lidiaron seis novillos de Joaquín Buendía, bien presentados, a excepción del segundo, poco ofensivo de pitones. Descastados y sin entrega. Algo mejores cuarto y, sobre todo, quinto.
Pablo Aguado: ovación con saludos tras aviso, y oreja.
Emilio Bresó: silencio tras dos avisos, y dos orejas.
Ángel Téllez: silencio, y silencio tras aviso.
Emilio Bresó salió a hombros.
Siempre ilusiona ir a los toros, pero si es para ver algo que tenga un cierto contenido inusual el interés se duplica. Algo así pasó con la novillada de Joaquín Buendía anunciada para la tarde de hoy en la segunda de Almodóvar del Campo. Sin embargo la primera parte de la novillada en Almodóvar del Campo resultó realmente tediosa debido a la falta de entrega de los novillos santacolomeños, que sacaron su versión sosa y apenas se emplearon ni en capotes ni en muletas. Simplemente pasaban por allí, como por compromiso. Especialmente dificultoso resultó el segundo, el menos serio de una seria novillada que a punto estuvo de ser devuelto con tres avisos por dilatarse demasiado su matador en el trance final.
El cuarto se dejó algo más, y ante él Pablo Aguado despertó a los tendidos con un vibrante recibo de capote a la verónica. Después, en el último tercio, el de Buendía pasaba el primer viaje por la inercia, el segundo se quedaba muy corto, y el tercero era casi imposible que se lo tragara. Aguado anduvo dispuesto aunque de su labor apenas quedará para guardar en la memoria un sentido y ceñido trincherazo. Mató a la primera y se ganó la primera oreja; que no sería la última. De hecho Emilio Bresó, que pasó fatiguitas en su primero, vio como el quinto metía la cara por el pitón izquierdo, e incluso se iba largo. El de Almadenejos ejecutó un toreo vertical y estoico, quizás abusando del metraje en las series, que iban generalmente de más a menos. Mató de entera arriba y se le abrió la puerta grande.
Ángel Téllez se fue de vacío con un lote imposible  con la cara por las nubes y peligro sordo. Anduvo fallón con la espada en sus dos antagonistas.
Cabe señalar que tanto Pablo Aguado como Emilio Bresó resultaron volteados sin consecuencias en sus primeros novillos.
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