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Los tres rejoneadores a hombros en Ciudad Real para abrir feria

hombros
Plaza de toros de Ciudad Real. Primera corrida de feria. Rejones. Casi media entrada.
Hermoso de Mendoza: oreja y oreja
Andy Cartagena: dos orejas y oreja.
Lea Vicens: oreja y oreja.
Se guardó un minuto de silencio por las víctimas de los ataques terroristas de Barcelona. Los tres toreros salieron a hombros.
Se lidiaron seis toros de Capea, reglamentariamente despuntados. Desiguales de presentación. Muy venidos a menos. Mejores quinto y sexto. Pesos: 476, 517, 551, 582, 531, 530.
Los rejones abrieron feria en Ciudad Real en festejo abundante en cuanto a trofeos cortados, y con un nombre propio: Hermoso de Mendoza, quien cumplía 28 años de alternativa. Su toreo a caballo – de verdad que por momentos lo fue, máxime en el cuarto- resultó lo más destacado de la corrida, sobre todo montando a Disparate, llevando cosido a la grupa al toro de Capea, y posteriormente con Donatelli. Clavó a la primera el rejón de muerte pero falló con el descabello, perdiendo, a buen seguro, el doble trofeo. Su labor ante el apagado primero no pudo pasar de correcta.
Andy Cartagena fue el triunfador numérico con dos faenas en las que fases de toreo ajustado y más clásico se alternaron con piruetas lejos de la cara del toro que también encandilaron en los tendidos, fundamentalmente con Luminoso en el quinto, con el que se puso casi en eje vertical. Nos da la impresión de que la oreja concedida por el palco este toro, tras pinchar hasta en tres ocasiones, fue a regañadientes, y “tan solo” para cumplir el reglamento porque, en verdad, el público la pidió. En su primero, demasiado parado, toda la sal la puso el rejoneador benidormí, matando con acierto a la primera, conquistando el doble trofeo.
Lea Vicens sobresalió en la vibrante faena al sexto montando a Bético, encelando a su oponente en la grupa de su montura con ritmo ofrecido por la embestida enclasada del toro, y acompasada por la amazona francesa. Igual que Hermoso en el cuarto, falló con el descabello. En su primero hubo menos ajuste en los embroques y, por ende, menor relieve en su actuación.
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